Los bullion o monedas de inversión son una buena forma de entrar en el mundo de los metales preciosos. El problema es que el coste de los bullion de metales más apreciados, como el oro, el platino o el paladio, puede ser excesivo para la capacidad de un pequeño inversor, que desea poder ir añadiendo o quitando piezas en función de su disponibilidad económica. La solución son las monedas de inversión fraccionarias, cada vez más populares entre los inversores.
La mayoría de monedas de inversión tienen un tamaño estandarizado en una onza troy (31,10) gramos, salvo excepciones puntuales como el Panda chino, que desde 2016 se ajusta al sistema métrico decimal y pesa 30 gramos.
El problema de este tamaño es que una onza troy de oro, platino o paladio vale, a día de hoy, más de 1.000 dólares, lo que dificulta su popularización como sistema de entrada en el mundo de la inversión en metales preciosos.
Por ello, las casas de la moneda han recurrido a las monedas fraccionarias, que permiten una mayor flexibilidad en los precios y la entrada de inversores desde una cantidad módica de dinero.
Es el caso, por ejemplo, de los Krugerrand de oro sudafricanos, que se comercializan en formatos inferiores a la onza, como 1/2, 1/4, 1/10, 1/20 y 1/50 de onza. En Austria, la Filarmónica de oro también se vende en versiones fraccionarias, hasta 1/25 de onza.
Sin embargo, en el caso de los bullion de otros metales preciosos tan valiosos como el platino o el paladio, las versiones fraccionarias no aparecieron hasta hace muy poco.
Hay que tener en cuenta que estas versiones suponen un auténtico reto tecnológico para las cecas, ya que sus dimensiones son muy reducidas, pero tienen que mantener el diseño y la calidad que caracteriza a sus hermanas mayores. Por ejemplo, un Krugerrand de oro de 1/50 de onza pesa apenas 0,7 gramos y mide 8 milímetros de diámetro.
Una de las primeras casas de la moneda en lanzar versiones fraccionarias de su bullion de platino fue la Royal Mint británica, que inauguró estas versiones en 2018 con su Britannia de platino de 1/10 de onza.
Según Andrew Dickey, director de la División de Metales Preciosos de la Royal Mint, “la Britannia fraccionaria de 1/10 onzas de platino ha sido representado un caso de éxito para The Royal Mint. No ha permitido hacer mucho más accesible nuestro producto y representa un punto de entrada ideal para los nuevos inversores”.
Su valor facial es de 10 libras esterlinas y se considera de curso legal en el Reino Unido, lo que implica que los residentes en el Reino Undo no tienen que pagar impuestos por ganancias de capital.
Está acuñada en platino del 99,95% de pureza, calidad BU (Brilliant Uncirculated). Su peso es de 3,111 gramos. Su diámetro es de 16,5 milímetros y su grosor, de 1,80.
Se vende en sobres de plástico individuales o en tubos de 25 unidades cada uno.
Su diseño es idéntico al de la pieza de una onza. El anverso muestra el retrato de la reina Isabel II de Inglaterra realizado por Jody Clark. A su alrededor figura la leyenda “ELIZABETH II”, “D. G. REG. F.D.” (“Isabel II, Reina y Defensora de la Fe por la Gracia de Dios”, junto a la denominación de la pieza.
En el reverso aparece el impresionante diseño de Britannia, de pie en medio de una tormenta, armada con un tridente y un escudo. A su alrededor, la inscripción “BRITANNIA”, así como el peso y la pureza de la pieza.