Icono del sitio Oroinformación

Monedas y lingotes: la mejor forma de invertir en metales preciosos

Existen múltiples formas de adentrarse en el mundo de la inversión en metales preciosos: monedas y lingotes, ETF, acciones de compañías mineras, futuros, mercados ‘over the counter’, plataformas ‘on line’ de venta de oro… Sin duda, la fórmula más adecuada para inversores minoristas y ciudadanos interesados en aprovechar las ventajas de esta forma de inversión es la compra directa de monedas y lingotes.

Sus ventajas, como explican en el libro The World of Leading Bullion Coins, editado por la consultora Metals Focus, son considerables: en primer lugar, es una inversión accesible a todos los presupuestos, ya que es posible invertir desde una cantidad de dinero moderada, gracias a la disponibilidad de monedas de oro en fracciones de hasta 1/20 de onza (1,55 gramos), hasta lingotes de oro de más de un kilo.

En segundo lugar, el oro de inversión está exento de impuestos en la Unión Europea. Incluso, en algunos casos algunas monedas de oro están exentas del impuesto de ganancias del capital, como sucede con la Britannia en el Reino Unido o con los American Eagle y Buffalo en algunos Estados de EEUU.

Además, en la compra de metales preciosos no existe el llamado riesgo de contraparte inherente a otras inversiones como las acciones o los bonos.

Otra de sus ventajas es la portabilidad: no es necesario que estén custodiadas o gestionadas por ninguna entidad, a la que haya que solicitárselos para tenerlos disponibles. Lingotes y monedas son perfectamente portátiles.

En caso de colapso del sistema financiero, su liquidez es inmediata, ya que sirven como medio de pago reconocido en todo el mundo y con un valor normalizado y conocido por todos.

Por este motivo, resultan ideales para constituir un valor refugio que permita mantener el poder adquisitivo de los inversores en caso de crisis geopolítica o económica.

Monedas

En cuanto a las monedas de inversión o bullion, están disponibles en los cuatro metales preciosos: oro, plata, platino y paladio. En oro, se pueden encontrar bullion de 1/20, 1/10, 1/4, 1/2, 1, 2 y 5 onzas, e incluso de un kilo.

Aunque a la hora de comprar estas monedas hay que pagar una prima sobre el precio del metal que contienen, ésta suele ser muy reducida en el caso de las monedas de una onza, que son las más vendidas.

En cuanto a su pureza, varía desde el 91,67% del Krugerrand, Soberano y Eagle, al 99,99% de la Filarmónica, Hoja de Arce, Canguro y Panda.

Las monedas de plata, en cambio, no se suelen acuñar en pesos menores a una onza debido al menor precio del metal. Su pureza oscila entre el 99,9 y el 99,99%.

Los bullion de platino y paladio se acuñan en metal del 99,95% de pureza. En el caso del paladio, los bullion acuñados son muy escasos: apenas el American Eagle de la United States Min, las Bailarinas de Rusia y, en determinados años, la Hoja de Arce de la Royal Canadian Mint.

La inversión en monedas o bullion cuenta además con otra ventaja: al mercado primario, que incluye las ventas de piezas recién acuñadas, por medio de la red de comerciantes y distribuidores, se le une un activo mercado secundario de bullion. En éste se venden monedas que han sido acuñadas en años anteriores y que son vendidas por sus propietarios de nuevo a los comerciantes o a otros inversores. Se trata de un componente fundamental del mercado de bullion para mantener la liquidez y reducir el ‘spread’ entre compras y ventas.

El hecho de que exista ese mercado secundario, además, le otorga tranquilidad al inversor, ya que le garantiza la existencia de un mecanismo transparente y eficiente en caso de que necesite liquidar la inversión.

En estos casos, los bullion constituyen una ventaja clave, ya que la reputación de las casas de la moneda que los han acuñado y los procesos de producción que han seguido garantizan su pureza, peso y procedencia.

El precio de las monedas en este mercado secundario varía en función del precio del metal con el que están acuñadas, su disponibilidad, el interés del inversor por un determinado tipo de moneda o año de emisión u otros factores como el estado de la misma o, en su caso, el coste de refinado.

Como es lógico, si la oferta de monedas de un determinado año es muy amplia, su descuento con respecto a las monedas recién acuñadas será mayor. En cambio, si existe una demanda importante de monedas de un año determinado, sucederá al revés.

Por ello, los pequeños inversores tenderán a dirigirse a aquellas monedas o emisiones que les resulten más asequibles.

Del mismo modo, la cuantía de las primas también puede influir en el comportamiento de los comerciantes y distribuidores. Así, tienden a comprar monedas de países con importantes liquidaciones, a un precio más favorable, y venderlas en países con una demanda más importante, incrementando las primas.

Lingotes

En cuanto a los lingotes, pueden fabricarse a partir de moldes (cast) o estampados en una lámina de oro (minted). El primer método es el más habitual para los lingotes grandes, a partir de 100 gramos de peso.

Su pureza suele variar entre el 99,5 y el 99,99%, o incluso menos en algunos mercados locales. De hecho, las preferencias de los inversores en cuanto a peso, métrica o pureza varían en función de los mercados. En China, por ejemplo, son muy populares los lingotes “acuñados” (minted) de 10, 20 o 50 gramos, mientras que en Estados Unidos prefieren los de una onza.

También existen peculiaridades locales, como el lingote tael en el este de Asia (99,9% de pureza y 37,5 gramos de peso). Las primas también varían: las de los lingotes fundidos (cast) son más bajas que las de los “acuñados” (minted). También existe una relación inversa entre el peso y la prima: cuanto mayor es aquél, más se reduce ésta.

Salir de la versión móvil