Diversas compañías mineras de oro están desarrollando proyectos de futuro en Nicaragua, un país que, en los últimos tiempos, se presenta como un refugio para la industria productora del metal precioso, en un momento de crecimiento del llamado ‘nacionalismo de los recursos mineros’, que está afectando a las multinacionales del sector que operan en algunos países de América, Asia y Oceanía.
Según informan desde BNAmericas, diversas compañías mineras que operan en el país están desarrollando proyectos de exploración que podrían aportar más de 300.000 onzas de oro (9,3 Tm) anuales, lo que supondría duplicar la producción del país centro americano.
Este aumento de las inversiones tiene mucho que ver con las positivas relaciones existentes entre las compañías mineras y el Gobierno de Nicaragua, lo que ha convertido al país en un destino idóneo para invertir en la minería de oro.
Como señala Darren Hall, CEO de la minera canadiense Calibre Mining, que cuenta con activos en el país como las operaciones de Limón y Libertad ( en la imagen), “Nicaragua es una jurisdicción minera importante, transparente y acogedora. Tiene detrás una importante historia y entiende el valor que puede crear nuestra industria. El oro es su principal exportación”.
Otras compañías como Mako Mining, propietaria de la mina San Albino, y Condor Gold, con el proyecto de La India, han reconocido la importancia de contar con una administración favorable a la minería como un factor positivo para invertir en Nicaragua.
El país cuenta, además, con otras ventajas destacables para la industria minera, como son una mano de obra especializada y buenas infraestructuras, además de un entorno seguro de trabajo.
Además, el régimen fiscal resulta relativamente benigno para las mineras de oro, que pagan un 30% de impuesto de sociedades y un royalty neto del 3% sobre los beneficios tras el refinado del oro.
Sin embargo, este idílico panorama político para la inversión extranjera podría cambiar en función del resultado de las elecciones generales que tendrán lugar el próximo 7 de noviembre, con el presidente Daniel Ortega, líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional, como favorito en las encuestas.
La última legislatura de Ortega, tras su tercera victoria consecutiva en las elecciones de 2016, se ha visto salpicada por las violentas protestas contra el Gobierno, que se iniciaron en 2018 y que han sido duramente reprimidas por éste.
Además, diversos observadores internacionales han mostrado su preocupación ante la creciente deriva autoritaria del presidente Ortega, quien ha ordenado la detención de numerosos líderes de la oposición.
Las compañías mineras reconocen que la proximidad de las elecciones requerirá la atención del Gobierno, por lo que podrían retrasarse numerosos trámites pendientes. Pese a ello, la impresión general es positiva, independientemente de quién gane.
Daniel Ortega ya ha dado muestras de que no es partidario de un nacionalismo de los recursos como el que se está imponiendo en muchos países de Hispanoamérica, como Chile, Perú, México y Argentina.
Según el CEO de Calbre, “me he reunido en varias ocasiones con el presidente Ortega y me ha dejado claro que ya exploraron la vía de la nacionalización de las minas en 1970 y no funcionó. Carecen de la capacidad y los conocimientos para ello”.
Desde el principal partido de la oposición se muestran abiertamente favorables a la inversión externa, por lo que las compañías mineras que operan en Nicaragua no están preocupadas.
De hecho, su única preocupación es la percepción externa que tiene Nicaragua como jurisdicción minera, ya que a algunos inversores y compañías no les convencen las credenciales del país.
Nicaragua ocupa el puesto 67 de entre 76 jurisdicciones globales en el índice de atractivo para los inversores que figura en la Encuesta Anual de Compañías Mineras de 2019, elaborada por el Instituto Fraser.
En opinión de Hall, “la percepción externa que tiene Nicaragua y el desconocimiento que existe sobre su importante legislación minera no es un problema, sino una oportunidad para nosotros. Si somos capaces de transmitir al exterior el mensaje de que Nicaragua es un buen lugar para operar, mejor nos irá a todos”.
El oro se convirtió en 2020 en el principal producto de exportación de Nicaragua, superando a la carne de vacuno, con unos ingresos de 666 millones de dólares. El Gobierno espera incrementar esta cifra en los próximos años, con los diversos proyectos de exploración que están en marcha.