Los recursos minerales de Venezuela, en especial el oro, está sirviendo de tabla de salvación para el régimen chavista de Nicolás Maduro, que está utilizando las reservas como garantía de préstamos concedidos por bancos internacionales o vendiéndolas a países como Turquía o Emiratos Árabes Unidos, burlando el bloqueo decretado por los Estados Unidos. La última estratagema del presidente venezolano es entregar a cada gobernación de su partido una mina de oro para cubrir las necesidades de su territorio.
Según ha adelantado la agencia Reuters, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha ordenado que se asigne una mina de oro a cada uno de los 19 estados del país que están gobernados por el partido chavista, con el objetivo de dotarlos de recursos económicos con los que hacer frente ala crisis galopante que sufre Venezuela.
Además de la asignación de estas minas de oro, el Gobierno ha aprobado también la entrega, cada dos meses, de un millón de petros (la criptomoneda creada por el régimen y respaldada por las reservas de petróleo del país) a cada gobernación chavista, para “cubrir las necesidades” de sus territorios. Una cantidad que, según Maduro, “equivale a entre 1,3 y 3,2 millones de euros bimestrales”.
Todo apunta a que se trata de una medida con la que el presidente trata de garantizarse la fidelidad de los gobernadores, ante la presión cada vez más fuerte de la oposición liderada por Juan Guaidó.
Prueba de ello es el hecho de que esta medida solo afecte a los estados gobernados por el partido chavista, excluyendo del reparto a los cuatro estados que dirige el partido de la oposición.
En palabras del presidente Maduro, “he aprobado entregar una mina de oro en pleno proceso productivo, en capacidad productiva, en cada gobernación para la producción de recursos en divisas convertibles para nuestro pueblo”.
La medida forma parte del llamado Plan Minero Tricolor, que contempla “un nuevo modelo de alianza estratégica de actividades primarias y conexas inherentes a los minerales estratégicos con los entes públicos”.
Las minas de oro asignadas a los distintos estados pertenecen al llamado Arco Minero del Orinoco, la región aurífera más importante de Venezuela, de donde se extrae la mayor parte de su oro que, según el Gobierno, se ha convertido en “una fuente directa de divisas convertibles”.
Además, como si se tratara de la parábola de los talentos, el presidente chavista aseguró que quienes mejor administren los recursos entregados por el Gobierno recibirán como premio la asignación de nuevas minas.
Respecto a los cuatro estados gobernados por la oposición (Nueva Esparta, Mérida, Táchira y Anzoátegui), no van a recibir la asignación de minas ni el millón de petros bimestral ya que, según el Gobierno, “están abandonados”.
Las reservas de oro, esquilmadas
El régimen de Nicolás Maduro está recurriendo al oro para hacer frente a la crisis económica que asola al país. Según los últimos datos publicados por el Banco Central de Venezuela el pasado mes de septiembre, que reflejan la situación a cierre del mes de junio, el valor de sus reservas de oro ha caído en 1.000 millones de dólares.
Los datos apuntan que las reservas de oro en lingotes equivalen a 4.620 millones de dólares a cierre del primer semestre de 2019, un 18,5% menos que los 5.669 millones en que estaban valorados los lingotes a finales de 2018, y la menos cantidad acumulada por el banco central en los últimos 75 años.
El propio banco reconoce en sus cuentas que en el primer semestre de 2019 las reservas de oro se redujeron en 26,36 toneladas. Sin embargo, en el listado que cada mes publica el Consejo Mundial del Oro, con datos procedentes del Fondo Monetario Internacional, no refleja cambio alguno en las reservas del BCV durante los últimos meses, que permanecen estancadas en 161,2 toneladas.
Ello se debe a que el FMI simplemente recibe los datos que le comunican de forma unilateral los bancos centrales mundiales, y no tiene ninguna autoridad para realizar una auditoría de los mismos o verificar que son reales.