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Nuevo método para reciclar el oro de las tarjetas SIM de los teléfonos móviles

Los productos de alta tecnología que rodean nuestra vida diaria son un depósito de metales preciosos que, al final de su vida útil, pueden reciclarse. El problema que se plantea con este reciclaje tecnológico es cómo lograr que los procedimientos utilizados sean lo suficientemente económicos como para que el reciclaje de las cantidades ínfimas de metales preciosos resulte rentable.

Según el estudio Observatorio Global de Basura Electrónica 2017, la basura electrónica generada en 2016 contenía alrededor de 500 toneladas de oro (equivalentes a más de 22.000 millones de dólares) y 1.600 toneladas de plata (valoradas en más de 1.000 millones de dólares). La mayor parte de estos metales acaba en la basura, ya que tan solo el 20% de estos residuos tecnológicos se reciclan.

En el caso de los smartphones, uno de los elementos que contiene metales preciosos son las tarjetas SIM. En los Laboratorios Sandia National, de Albiquerque (Nuevo México, Estados Unidos), están desarrollando un nuevo método para extraer estos metales preciosos contenidos en las tarjetas SIM, por medio de un fenómeno denominado cavitación (creación de burbujas de vapor en un líquido por medio de diferencias de presión).

Para extraer el oro, los investigadores cubrieron las tarjetas SIM con un material tensoactivo (una sustancia que disminuye la tensión superficial de un líquido o líquidos), cuyas moléculas forman una capa en la superficie. Después, lo cubren con otro material tensoactivo y con una nueva capa de agua.

Al pasar unas ondas ultrasónicas por las tarjetas SIM, se forman unas burbujas microscópicas que explotan violentamente, provocando cráteres en la superficie, desde los que se expulsan partículas de oro, que son capturadas por los líquidos de las capas superiores, de los que luego pueden extraerse con facilidad.

Los investigadores consideran que esta técnica podría utilizarse también para recuperar parte de los desechos de paladio y a otros metales, cuya recuperación, hasta ahora, no resultaba rentable económicamente.

El procedimiento tiene múltiples ventajas: es muy barato y no tiene impacto medioambiental, a diferencia de otros procedimientos usados para recuperar metales preciosos de los desechos tecnológicos, que utilizan ácidos o combustión y producen dioxinas.

Ahora tienen que reproducir el experimento a escala industrial, para comprobar su viabilidad económica.

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