Que a Prince le atraía el oro, además del púrpura, es un hecho. No en vano entre la discografía del fallecido cantante de Minneapolis se encuentra el álbum ‘The Gold Experience’, publicado en 1995, 11 años después de su emblemático ‘Purple Rain’. Lo que no se sabía hasta que se ha dado a conocer el patrimonio del cantante es que ese gusto por el oro se extendía también a sus finanzas.
En estos días se ha publicado en la prensa de todo el mundo el patrimonio con que contaba Prince Rogers Nelson. Además de 110 millones de dólares en metálico o cuentas corrientes y un amplio patrimonio inmobiliario (12 propiedades, con un valor estimado de 25,4 millones de dólares), lo que más ha sorprendido de sus finanzas es la total ausencia de inversiones en acciones o bonos y, por el contrario, la existencia de 67 lingotes de oro, de 10 onzas cada uno, valorados en más de 836.000 dólares.
El hecho de que el cantante desconfiara de las inversiones en bolsa y tuviera su patrimonio dividido entre inversiones inmobiliarias, dinero en metálico y lingotes de oro revela una actitud muy prudente en cuanto a sus finanzas por parte de la estrella de la música.
Además de este patrimonio, sus amigos revelan que Prince contaba con gran cantidad de material musical y videográfico no editado, cuyos derechos de autor constituían lo que el cantante llamaba “mi cámara acorazada”. Y es que, al parecer, el artista componía y grababa casi constantemente, y lo que se publicaba sólo era una mínima parte del material, lo que hace pensar en una intensa batalla legal por los derechos de todo el material que dejó sin publicar.
A la luz de este patrimonio recientemente revelado (Prince murió sin hacer testamento, por lo que son los tribunales los que tienen que decidir sobre el destino de su fortuna, parte de la cual irá a parar a su hermana), se puede contemplar de otra manera el álbum que el cantante editó en 1995, llamado ‘The Gold Experience’.
Una “experiencia de oro” en la que se incluía un tema, que salió como single, llamado simplemente ‘Gold’, y cuyo estribillo repetía “All that glitters ain’t gold”. Una expresión que equivale a nuestro refrán “No es oro todo lo que reluce”, y que data de los tiempos del fabulista griego Esopo, posteriormente recogido, en dos versiones diferentes, por el padre de la literatura inglesa, Geoffrey Chaucer.
Sin embargo, la versión más reciente de la expresión, cuya fórmula casi literal es la que repitió Prince en ‘Gold’, procede de otro de los padres de la literatura inglesa, William Shakespeare quien, en ‘El mercader de Venecia’ utiliza la expresión “All that glisters is not gold”.
Sea como sea, lo cierto es que Prince tenía muy claro que el oro sí relucía, y constituía un excelente medio en el que depositar parte de su patrimonio. Un sabia y prudente lección.