Lo señala perfectamente la London Bullion Market Association LBMA en su recordatorio histórico anual. Transcurría el año 2011 que había iniciado su posición de precios fijos o Fixing muy a la baja, tanto como que durante enero y febrero se mantuvieron en los 1.300 y pico dólares la onza de oro. No sería hasta el 18 de agosto cuando, tras unos meses de lucha enconada de los toros de Wall Street, la escalada consiguió superar la mítica barrera de los 1.824 dólares la onza. Nueve años después, el oro vuelve a cruzar el Rubicón y tomó aliento el 8 de julio tras cruzar los 1.809 dólares.
La gran bajada del paro en Estados Unidos, nada menos que un 13,3%, junto a la creación de 2,5 millones de puestos de trabajo, ha sido uno de los puntales sobre los que se ha venido aupando el oro desde el pasado mes de mayo. Las políticas económicas del gran denostado Donald Trump ha demostrado al mundo entero que se puede gobernar y bien, dando lecciones a otros muchos países occidentales que, como España, están sufriendo todo los contrario: aumento del paro que roza ya los 4 millones de desempleados a lo largo y ancho de nuestra piel de toro.
Además, cayó el euro después que la Organización Mundial de la Salud OMS alertara sobre la posible subida de muertes por el Covid-19 porque el virus puede transmitirse por aire.
Por otro lado, entre los catalizadores del movimiento al alza del oro está la recuperación del dólar el martes 7 de julio, la pausa en el rally de los mercados bursátiles y las mencionadas noticias sobre el coronavirus.
El oro avanzó por tercer día consecutivo durante la segunda semana del mes y después de haber roto el Fixing de la LBMA de los 1.790 dólares el martes 7 de julio, un día después marcó máximos no vividos desde septiembre de 2011: nada menos que 1.805 dólares. Hoy, jueves 9 de julio las cifras del precio londinense marcan los 1.809 dólares la onza.