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Plata, el verdadero pilar de la fotografía desde su nacimiento

Reportajes gráficos, fotoperiodismo, paisajes, macros, autorretratos… El mundo de la fotografía debe mucho a la plata, por sus propiedades fotosensibles. Antes del desarrollo de los foto sensores digitales, este metal precioso supuso el paso definitivo hacia la película fotográfica, el santo hacia delante desde la cámara oscura.

Plasmar las imágenes en soporte físico, capturarlas, se logró en 1824 gracias al químico, litógrafo y científico francés Nicéphore Niépce, quien obtuvo las primeras imágenes semi permanentes de la historia empleando placas de cristal impregnadas con un compuesto de betún derivado del carbón y sales de plata, el precedente de la emulsión fotográfica.

Niépce supo aprovechar los hallazgos del científico y profesor alemán J.H. Shulze, quien cien años antes, en 1727, experimentó con compuestos de nitratos y cloruros de plata en yeso que se ennegrecían por la exposición a la luz, permaneciendo claras las partes no cubiertas. Pese a que no pudo fijar las imágenes como lo hizo Niépce, Shulze está considerado como el creador de los fotogramas.

El pintor y decorador teatral Louis Jacques Mandé Daguerre, descubrió de manera fortuita, por accidente, que los vapores de mercurio revelaban una imagen expuesta en una hoja de cobre emulsionada con salas de plata, sometida previamente a un proceso de excitación con vapores de yodo. En 1830 nació el daguerrotipo, en el que la imagen ahora sí era permanente.

Menos conocido es el calotipo, creado en 1841 por el inventor y científico británico William Henry Fox Talbot. Utlizando un papel sensibilizado con una emulsión de yoduro de plata logró producir imágenes negativas que, en una solución de ácido, se revelaban, un proceso muy similar al que se sigue empleando en nuestros días.  

El calotipo superó al daguerrotipo en rapidez y versatilidad del proceso, aunque la nitidez de las imágenes era mayor con el daguerrotipo, debido a la opacidad de los productos empleados en las emulsiones del calotipo. Para superar este problema, se experimentó con diferentes compuestos para las emulsiones, incluido con clara de huevo, pero era excesivamente frágil.

La plata nuevamente volvió a ser la clave de los avances en fotografía, cuando en 1871 el físico británico Richard Leach Maddox descubrió un compuesto de sales de plata dispersas en una base de gelatina que se aplicaba emulsionando placas de cristal.

Diecisiete años después, en 1888, George Eastman revolucionó el mundo de la fotografía y del cine cuando patentó su cámara fotográfica que utilizaba película, el llamado sistema Kodak.

Una película integrada por una base rígida fabricada con nitrato de celulosa perfectamente transparente, estaba emulsionada con haluros de plata dispersos en una base de gelatina. La película se pre cargaba en una cámara portátil que tenía la capacidad de captar 100 fotografías y cuando terminaban de ser expuestas, la cámara completa, sin retirar el film, era regresada a Rochester, New York para ser procesada.

La revolución que este invento supuso, más allá de calidad y reducción considerable de las antiguas máquinas de fotografía, supuso el verdadero inicio de la fotografía amateur.

Para los curiosos o amantes de la fotografía, dos detalles: la cámara carecía de visor, por lo que los usuarios apuntaban ‘a ojo’, y las primeras fotografías no eran rectangulares como las conocemos hoy en día, tenían un curioso formato redondeado.

Otro nombre propio en la historia de la fotografía es el del científico e inventor estadounidense Edwin Herbert Land, inventor de las famosas cámaras Polaroid. En 1947, presentó su invención de materiales polarizantes en forma de lámina, que mediante al uso de plata soluble, lograban obtener en sus cámaras una fotografía en cuestión de minutos. 

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