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¿Por qué hay que evitar los ETF?

No es oro todo lo que reluce, ni mucho menos en el caso de los metales preciosos de inversión. Como hemos explicado en varias ocasiones en este medio, la inversión en oro puede realizarse comprando lingotes o monedas (oro físico) o por medio de productos de inversión referenciados al oro, como los ETF (oro papel). Los dos son soportes de inversión, pero no tienen, ni mucho menos, las mismas características ni comparten cualidades del oro físico como la seguridad y el valor refugio.

Los llamados ETF de oro fueron responsables de un 34% de la demanda total de los inversores en 2016, una tendencia que se espera que continúe a lo largo de 2017. Sin embargo, son varios los analistas que alertan a los inversores particulares de que no se dejen cegar por el brillo de este “oro de papel”.

Es el caso del artículo publicado por Stephen McBride en The Market Oracle, en el que señala los peligros de los ETF. Uno de ellos son los llamados riesgos de contraparte. A diferencia del oro físico, en lingotes o monedas, que es un activo tangible, los ETF son un producto financiero que tiene un riesgo de contraparte, que es el que tiene lugar cuando existe una posibilidad de que la otra parte en un acuerdo no cumpla con sus obligaciones.

Uno de los principales beneficios del oro es que es el único activo financiero que no constituye, al mismo tiempo, una obligación por parte de alguien. Por lo tanto, estos ETF son, en opinión de McBride, “unos pobres sustitutos del oro en este sentido”. Y esto queda patente cuando se analiza el funcionamiento de los mismos.

En el artículo, el analista se detiene en el funcionamiento del mayor ETF de oro del mundo, SPDR Gold Trust. Para participar en él, los inversores tienen que comprar acciones a través de un participante autorizado que, habitualmente, es una gran entidad financiera, que es responsable de obtener los activos subyacentes necesarios para crear las participaciones del ETF.

Al hacerlo, están comprando acciones del fideicomisario, el SPDR Gold Trust. Éste utiliza a un custodio, en este caso HSBC, para adquirir y almacenar el oro en su nombre. Y el custodio, al cumplir su tarea de adquirir y almacenar el oro en nombre del fideicomisario, se convierte en una contraparte importante.

“Y aquí subyace el primer problema: muchos inversores incluyen el oro en su cartera como un seguro en caso de que haya un fallo sistémico en el mercado financiero. Pero como el SPDR Gold Trust está íntimamente vinculado a uno de los mayores bancos del mundo, no puede cumplir adecuadamente esta misión. Si HSBC resulta dañado, las acciones de SPDR Gold Trust se verían seriamente perjudicadas”, asegura McBride.

Pero existen más problemas. Los custodios como HSBC utilizan sub-custodios, como el Banco de Inglaterra, para proporcionar y almacenar el oro. Así que, además del riesgo derivado del custodio, los inversores también padecen el riesgo de este segundo custodio. Son muchos riesgos de contraparte los que sufren los inversores.

Según las anticuadas normas que rigen el London Bullion Market Association (LBMA, el Mercado del oro de Londres), no existen contratos escritos entre los sub-custodios y los fideicomisarios o los custodios. Por ello, la posibilidad de que éstos emprendan acciones legales contra los sub-custodios es muy limitada. Y los fideicomisarios están expuestos ante cualquier negligencia.

“Sin embargo -apunta McBride-, los fideicomisarios están asegurados contra estos riesgos, pero no aseguran el oro, sino que dejan esa responsabilidad a los custodios que, a su vez, solo aseguran el contenido de las cámaras acorazadas con un seguro de cobertura limitada. Una cobertura que se queda muy corta ante el auténtico valor que está depositado en las cámaras. En suma, que si algo le ocurre a alguna de las contrapartes, el inversor no tiene salida.

Además, los ETF tienen otro problema, no ofrecen a los inversores exposición al oro“cuando se invierte en un ETF de oro, se compran acciones del fideicomisario. El inversor se convierte en accionista del fondo, no en poseedor de oro”, señala el analista.

Así que, las acciones del SPDR Gold Trust son un derecho de papel sobre el oro, pero no representan al oro en sí. Esto supone negar a los inversores la principal razón de poseer oro: protección durante las crisis. Si la economía se colapsa y, con ella, parte del sistema financiero, el fondo saldará cuentas con el inversor en moneda, no en oro. “La auténtica ironía es que el precio del oro puede estar por las nubes y, al mismo tiempo, los ETF pueden estar en bancarrota”, explica gráficamente McBride.

Por ello, este analista desaconseja a los inversores evitar los ETF de oro y optar por el oro físico, para cuya adquisición existen numerosas opciones en el mercado. Es un activo que se puede almacenar fuera del circuito bancario, con una compañía privada, y ayuda a preservar el poder adquisitivo durante los tiempos de incertidumbre económica.

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