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¿Por qué la industria minera de Sudáfrica produce cada vez menos oro y platino?

Minero sudafricano

La caída de la producción de oro en Sudáfrica, país del que se ha extraído la mayor cantidad de este metal que aún existe en el mundo, ha sido objeto de numerosos análisis en fechas recientes. El que fuera mayor productor mundial de oro hace poco más de una década ya no se encuentra entre los 10 primeros y ni siquiera es el mayor productor del continente africano, después de haber sido desplazado por Ghana.

El declive de la producción de oro de Sudáfrica es espectacular: en 1970, el país producía más del 75% del oro mundial. Para 1993, el porcentaje había descendido hasta el 30%. En 2002, ya solo era el 15% y en 2005, el 12%. El año pasado su producción fue de 129,8 toneladas, apenas el 3,7% del total extraído en todo el mundo.

Aunque el país sigue siendo el mayor productor mundial de platino, la misma suerte podrían correr las minas de este metal, debido a los defectos estructurales que aquejan a la industria minera del país, y que han sido puestos de manifiesto en la reunión African Mining Network celebrada el pasado 27 de junio.

Según Mining Weekly, medio especializado en minería que cubrió esa conferencia, fue el ingeniero y consultor experto en la industria minera Roger Dixon quien puso de relieve los defectos que aquejan a este importante sector de la economía de Sudáfrica.

La extracción continuada de mineral en las explotaciones de oro de Sudáfrica durante décadas ha provocado que las minas actuales tengan que enfrentarse a problemas como la mayor profundidad a la que se encuentra el mineral, el aumento de las temperaturas, la reducción de las tasas de extracción y el aumento de los tiempos de transporte. Pese a todo ello, ni los métodos ni las estructuras organizativas han cambiado.

El resultado es que las minas han quedado obsoletas y la producción de oro lleva descendiendo de forma ininterrumpida desde el año 1999.

Según Dixon, se ha llegado al extremo de que algunos operarios de perforación tardan más de dos horas en alcanzar sus puestos de trabajo desde que entran en la mina: “dos horas de ida, dos horas de vuelta y el turno dura ocho horas… no hace falta ser un genio para darse cuenta de por qué desciende la producción”.

A ello se suman el alto absentismo laboral y una subida del 523% en los costes de suministro eléctrico en los últimos años, lo que constituye, según Dixon, “la receta para el desastre” para una industria que emplea a más de un millón de personas en Sudáfrica.

La solución, según el experto, es la mecanización de las operaciones, para facilitar su explotación a niveles tan profundos. En su opinión, hace falta un plan a largo plazo, a 20 años vista, que tenga en cuenta la vida útil de las minas, la producción estimada, la futura mano de obra, su procedencia, sus capacidades, cómo será la compañía y cómo funcionará.

La implantación de esta mecanización en las explotaciones va a requerir el rediseño de las mismas, ya que la maquinaria no puede operar con inclinaciones superiores a los 10 grados.

De momento, ya se han implantado varios proyectos piloto en los que se ha procedido a rediseñar la mina para dar cabida a la maquinaria.

Según Dixon, el mejor ejemplo de explotación mecanizada en Sudáfrica es la que lleva a cabo Zimplats, la filial en Zimbabue de la compañía sudafricana Impala Platinum. Una mecanización que ha logrado implicar también a la plantilla, un requisito imprescindible para que triunfe.

Las conclusiones del experto son que aún está por ver si la modernización y la mecanización van a ser capaces de revitalizar la industria minera local, aunque el menos lograrán que no se repitan errores del pasado.

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