Los futuros del oro terminaron el 2020 con una subida del 25% aunque debemos tener en cuenta que la mayor parte de las ganancias se consiguieron entre el 16 de marzo y el 7 de agosto, un periodo en el que los bancos centrales y los gobiernos seguían anunciando e implementando planes agresivos de estímulo tanto monetarios como fiscales. Sin embargo, tras la formación del máximo en agosto, el oro ha estado “sufriendo” debido a que las economías empezaron a salir de las recesiones y a que los responsables de la política monetaria lograban entender más a fondo cómo iba a evolucionar la crisis financiera.
Dice James Hyerczyk que al haber inundado los mercados con dinero al inicio de la pandemia los banqueros centrales básicamente replicaron las mismas decisiones que se tomaron en la crisis del sector inmobiliario de los años 2007 y 2008, unos años en los que también se inundó los mercados con liquidez y se bajó los tipos de interés casi al cero por ciento para ayudar a rescatar a la economía mundial. En la crisis actual las medidas han sido las mismas y de momento parece que están funcionando.
La Fed decidió dar dólares a cualquiera que los quisiera y eso hizo que el oro subiera porque los comerciantes seguían dando por cierta la hipótesis de que “un dólar débil conduce a un oro fuerte”, sin embargo el oro empezó a debilitarse en cuanto los banqueros centrales y los gobiernos empezaron a ver la luz al final del túnel.
Al llegar al inicio del mes de agosto empezaron a darse cuenta de que sus políticas estaban funcionando y de que no había necesidad de seguir inyectando liquidez a máxima presión, de tal forma que continuaron diciendo a los mercados financieros que estaban dispuestos a tomar medidas agresivas en caso de ser necesarias pero, principalmente, lo que hicieron fue mantener las políticas sin cambios, solo con retoques menores.
El analista estadounidense sigue diciendo en “FXEmpire” que más tarde con la llegada de las elecciones estadounidenses del mes de noviembre sin mayores contratiempos y el anuncio de las vacunas todos los dólares que habían inyectado tenían que ir a parar a alguna parte, pero lo cierto es que el flujo del dinero no fue hacia el oro. Lo que hubo fue una rotación en la que los inversores sacaban el dinero que habían metido en el oro y lo metían en activos que ofrecieran mayores rendimientos como es el caso de las acciones. Las divisas vinculadas con materias primas también fueron las grandes ganadoras así como los mercados emergentes y las propias materias primas como el cobre, el paladio, el platino o la plata.
El año pasado la subida del precio del metal precioso empezó en 1461,70 dólares la onza y terminó en 2.099 dólares, además al 30 de noviembre el oro había cedido el 15,82% de sus ganancias anteriores al llegar nuevos compradores en 1767,20 dólares, o ligeramente por debajo de su nivel del 50% respecto a la subida completa del 2020.
Por tanto en este inicio de 2021 debemos tener en mente que la clave que marcará la evolución durante el año, al menos desde el punto de vista técnico, es la reacción de los comerciantes al rango comprendido entre el 50% y el 61,8% del rango completo del año pasado.
También es importante el papel del dólar estadounidense que está en su nivel más bajo de los dos últimos años y medio frente a un grupo de divisas de referencia.
Probablemente el oro seguirá estando bien respaldado en el 2021 debido a las medidas de estímulo de la Fed. Hyerczyk piensa que “en algún momento del año habrá una especie de reinicio y que probablemente los inversores sacarán su dinero de las acciones y de otros activos que hayan registrado una subida tremenda, lo que podría llevar a una fuerte subida del oro”.
Por lo pronto, en el primer día de ejercicio de mercado de 2021, en la mañana del lunes 4 de enero, el oro comenzaba cotizando a 1.927 dólares la onza y a media mañana ya había llegado hasta los 1.932 dólares onza. Sólo recordar que el año 2020 cerró la cotización del oro el 30 de diciembre a 1.887 dólares la onza. Es decir, el inicio anual supuso algo más de 34 dólares de ganancias.