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Putin impulsa la compra de oro para incrementar las reservas de Rusia

Rusia ha sido el país más activo en la compra de oro durante los últimos meses de 2016. Durante el pasado año, el país ha incrementado sus reservas en más de 32 toneladas.

Las reservas en oro que acumulan los bancos centrales de los países llevan un tiempo en el centro de los focos. Si no, que se lo pregunten al presidente del Bundesbank, que tuvo que dar la orden de repatriar la mayor parte de las reservas de oro de Alemania después de que un informe de auditoría cuestionara la existencia del oro alemán depositado en la Reserva Federal de Estados Unidos.

Ahora, un artículo publicado por el digital Russia Beyond the Headlines cuestiona abiertamente la existencia de las reservas del Banco Central ruso. Según el último informe del Consejo Mundial del Oro, Rusia ocupa el séptimo lugar entre los países con más reservas, con un total de 1.615,2 toneladas de oro. El país, además, ha sido uno de los más activos durante el final del año 2016 en la compra de oro, incrementando sus reservas desde 1.583,1 toneladas en noviembre a las mencionadas 1.615,2 toneladas a cierre de año.

Según el diario ruso, dos tercios de estas reservas de oro se encuentran en un depósito del Banco Central ruso en Moscú y el resto está almacenado en localizaciones desconocidas de San Petersburgo y Ekaterimburgo, en forma de lingotes de entre 100 gramos y 14 kilos.

Se especula con que el depósito de oro de Moscú esté situado en la calle Pravda, en el centro de Moscú. Un emplazamiento significativo, ya que se trata de la calle donde tienen sus oficinas los más importantes medios de comunicación rusos.

En 2011, Vladimir Putin (en la imagen) inspeccionó en persona una cámara acorazada de oro de 17.000 metros cuadrados, cuya localización no se facilitó al público. Y es que el propio Putin es el principal impulsor de la compra de oro para las reservas de Rusia, ya que cree que el oro y las reservas en moneda extranjera constituyen la mejor garantía de independencia financiera para Rusia. Y más, ahora que las relaciones con Estados Unidos pueden verse afectadas por la elección de Donald Trump.

El oro de los zares

Pero Putin no es un innovador: la relación de Rusia con el oro viene de siglos pasados, cuando los zares utilizaban el oro para fortalecer la moneda nacional. El Imperio Ruso alcanzó su máximo nivel de reservas en 1894, con 800 millones de rublos imperiales.

Hasta 1914, las reservas de oro del Imperio Ruso continuaron siendo las más importantes del mundo. La ingente cantidad de oro permitió al ministro de Finanzas Sergei Witte llevar a cabo diversas reformas económicas, que culminaron con la implantación del patrón oro.

Sin embargo, durante la Primera Guerra Mundial y en la posterior Revolución Rusa, se acabaron por liquidar las reservas de oro, a cambio de créditos concedidos por bancos extranjeros.

Una parte de ese oro zarista (unas 60 toneladas) fue trasladada a Siberia por las tropas del Almirante Alexander Kolchak, comandante del Ejército Blanco, tras el golpe de estado bolchevique de octubre de 1917. Y, según revela el artículo de Russia Beyond the Headlines, una parte aún permanece en Siberia, conocido como “el oro de Kolchak”.

Según los investigadores, el Almirante envió una cantidad importante de ese oro a Japón para financiar un cargamento de armas que nunca llegó.

La Rusia zarista también ofrecía a otros países los servicios de almacenamiento y custodia de su oro, de igual forma que hacen los Estados Unidos en la actualidad. Durante la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, el Reino de Rumanía (aliado ruso), temeroso de una posible invasión alemana, envió sus reservas de oro, unas 95 toneladas, a Rusia.

Aunque la Unión Soviética se comprometió a devolver el oro “al pueblo rumano”, el Kremlin no se dio prisa en hacerlo, ya que desconfiaba del líder comunista rumano Nicolae Ceaucescu, cuyas relaciones con Moscú eran tensas. El último cargamento de oro rumano no volvió a Rumanía hasta 2008.

El hecho es que el Gobierno bolchevique gastó la mayor parte de las reservas de oro zaristas en comprar alimentos y equipamiento industrial. En 1928, tan solo quedaban en las arcas del Estado unas 150 toneladas. Durante el Gobierno de Stalin, en cambio, las reservas de oro crecieron de manera sustancial, ya que líder soviético estaba convencido de que el oro constituía un importante pilar para la rápida industrialización de la economía.

Así, tras el mandato de Stalin las reservas de incrementaron hasta las 2.500 toneladas, cantidad que volvió a disminuir hasta las 1.600 toneladas tras el mandato de Krushev y casi desaparecieron durante el mandato de Breznev (437 toneladas). Andropov y Chernenko incrementaron ligeramente las reservas, hasta las 719 toneladas, pero Gorbachov dio el golpe de gracia a las reservas soviéticas: en octubre de 1991 apenas quedaban 290 toneladas.

La solución minera

La mayor parte de las minas de oro rusas se encuentran en la remota región oriental de Magadan, más conocida por albergar los campos del Gulag, donde miles de personas murieron durante el mandato de Stalin. Sin embargo, la minería de oro de Magadan ha desempeñado un papel muy positivo para el desarrollo del país con sus minas de oro.

En 2005, Magadan acogió una reunión del Gobierno, presidida por Vladimir Putin, cuyo principal argumento era el oro: se trataba de buscar una solución a la crítica situación de las reservas de oro del país. En aquel momento, apenas quedaban 387 toneladas de oro y el estado de la industria era catastrófico.

En la reunión se decidió adoptar nuevas medidas para mejorar la situación de la industria, que seguía funcionando bajo las anticuadas reglas de la era soviética. La reunión resultó revolucionaria para la industria: en ella se decidió buscar formas de atraer la inversión privada para la exploración de las minas.

La mejora de la transparencia fue uno de los resultados más importantes: desde la época soviética, la industria del oro era una de las más corruptas. Ahora, las cosas han cambiado y la industria minera rusa se ha modernizado y ha atraído la inversión extranjera, aunque todavía quedan rescoldos de la época soviética, como la reciente adjudicación de la mina de Sukhoi Log a un grupo de empresas rusas.

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