Los inversores compran lingotes, bullions y monedas de colección de plata para uno de estos tres propósitos: como inversión, como cobertura ante la inflación, o para fines de supervivencia.
Los inversores que compran productos argénteos con fines de inversión buscan aumentos de precios debido a los fundamentos de la oferta y la demanda de la plata. Por ejemplo, en 1998 Warren Buffett compró 129,7 millones de onzas de plata para Berkshire Hathaway, una empresa de cartera que dirige Buffet.
La compra de plata de Buffett, que se hizo legendaria entre los inversores de plata, probablemente fue realizada con fines de inversión. Sin embargo, puede haber sido una cobertura ante la inflación de la época. De hecho, Buffett dijo muy poco sobre su inversión de plata, incluso después de que él acometiera la acción de compra. Una cosa es cierta, Buffett no compró 129,7 millones de onzas de plata con propósitos de supervivencia.
Por su parte, los inversores que quieren protección contra la inflación adquieren plata como cobertura ante la inflación. Durante la década de 1970, los precios de la plata y el oro se dispararon en respuesta a la inflación de precios que, en el caso de Estados Unidos, alcanzó el 13%; en el caso de España, alcanzó un 5,72%. Durante los años 70, las inversiones en plata se dirigieron hacia cualquier forma y tamaño de lingotes, bullion de 1 onza y monedas de colección clásicas de todo el mundo: para los estadounidenses sus típicas piezas tipo Dólar Morgan, para los españoles los duros de finales de siglo XIX o los famosos 8 reales columnarios de los siglos XVII y XVIII.
Cuando la Reserva Federal estadounidense logró controlar la inflación en los años ochenta, se vendieron gran parte de los lingotes y las monedas compradas en los años setenta y los ingresos se derivaron hacia otros tipos de inversión o retornaron a metales preciosos, plata y oro.
En tercer lugar, cuando se vislumbra en el panorama social y económico un tiempo de crisis, los inversores compran plata con fines de supervivencia pues temen lo peor. Esos temores pueden estar basados en la determinación de la Reserva Federal de mandar imprimir tantos miles de millones de dólares que el dólar se convertirá en inútil; o que el Banco Central Europeo cambie los tipos de interés. El temor a una crisis financiera sigue vigente en el tiempo: desde los casos de Argentina, Paraguay o Brasil en los inicios de la década de los 2000; o los casos de Grecia, Irlanda, Portugal y España en 2009.
Éstos son tres de los tipos de situaciones a la que se pueden enfrentar los inversionistas que compran plata. A ellos, hay que sumar el sistema refugio para la adquisición de lingotes y bullions de plata dirigidos hacia la posibilidad del trueque con la finalidad vital de la supervivencia.
En este caso, lingotes de pequeño tamaño y peso, desde 5/10 gramos, o bullions de 1 onza son las piezas aconsejables.
Si llegara el momento en que las monedas de plata fueran usadas nuevamente como dinero, las mismas valdrían solamente su contenido en metal.
Pero es que a, además, hay algunas otras importantes razones para confiar en la plata a medio y largo plazo. Lo veremos próximamente.