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Rodio, rutenio, osmio, iridio… los metales preciosos más desconocidos

Tabla periódica

Oro, plata, platino y paladio son los metales preciosos considerados tradicionalmente como tales. Sin embargo, desde el punto de vista de la química, este grupo engloba también a otros metales que suelen ser grandes desconocidos para el público y que, en algunos casos, también se utilizan como activos de inversión o por sus peculiares propiedades, en el ámbito de la industria. Se trata del rodio, el osmio, el rutenio, el iridio, el renio y el indio.

Cuando hablamos de metales preciosos con interlocutores no muy versados en química o en este sector concreto de la inversión, es probable que éstos apenas mencionen el oro, la plata y, tal vez el platino. El paladio también se ha popularizado últimamente a raíz de su escalada de precios, que lo ha llevado a protagonizar diversos artículos en la prensa especializada y generalista.

Sin embargo, la lista de metales preciosos, tal y como están definidos en los manuales de química, cuenta con diez elementos, según las distintas versiones: oro, plata, platino, paladio, rodio, rutenio, osmio, iridio, renio e indio.

Los cuatro primeros son sobradamente conocidos. Veamos algo sobre estos metales preciosos desconocidos.

Rodio

Es uno de los miembros de la familia del platino. Fue descubierto en el año 1803, en Inglaterra, por W. H. Wollaston. Suele extraerse junto con otros metales del grupo del platino o en las minas de níquel, y se trata de un metal extremadamente duro, hasta tal punto que, para poder grabar algo en su superficie, es necesaria una prensa que ejerza una presión de varias toneladas.

Sin embargo, también es muy frágil, y es posible que se haga pedazos si se cae al suelo. Por este motivo, apenas se usa en joyería, aunque debido a su resistencia a la oxidación, suele utilizarse como revestimiento de otros metales preciosos como la plata.

Se utiliza preferentemente en la industria del automóvil, que consume alrededor del 80% de la producción anual de rodio, utilizado en combinación con platino o paladio para la fabricación de catalizadores.

También se emplea en la fabricación de vidrio, aprovechando su enorme resistencia al calor, y en la electrónica, para la elaboración de contactos eléctricos.

Es un metal muy escaso, del que apenas se extraen unas 20 toneladas anuales, en su mayoría en Sudáfrica (75%) y en Rusia (15%). Por ese motivo, su precio es de los más elevados de entre los metales preciosos: en el año 2008 registró su máximo histórico, superando la barrera de los 10.000 dólares la onza y actualmente se cotiza a 2.975 dólares la onza.

Su elevado precio ha despertado la atención de los inversores, hasta tal punto que algunas refinerías ya están comercializando lingotes de rodio de inversión.

Rutenio

El rutenio fue descubierto en 1808 por J. A. Sniadecki en la Universidad de Vilna (Lituania) y redescubierto 20 años más tarde por G. W. Osnann en la Universidda de Tartu (Rusia).

Es también un metal del grupo del platino, lustroso y plateado, que no se ve afectado por el aire, el agua o los ácidos, aunque sí reacciona ante los alcaloides. Se suele extraer junto con otros metales del grupo del platino, como éste o el paladio.

En estado puro es extremadamente duro pero quebradizo, por lo que es difícil su uso industrial. Se suele utilizar en aleación con el platino o el paladio, para reforzarlos frente al desgaste, y en aleaciones de titanio para mejorar su resistencia a la corrosión. Estas aleaciones deben contener menos de un 15% de rutenio, para evitar que sean demasiado frágiles.

También se utiliza, aunque en menor medida, en los sectores de la joyería y la electrónica, aprovechando sus cualidades como conductor.

Su extracción se realiza principalmente en Rusia, Estados Unidos y Canadá. Actualmente su precio es de unos 270 dólares la onza.

Osmio

El osmio es uno de los elementos más raros de la naturaleza. Fue descubierto en 1803 junto con el indio por el químico británico Smithson Tennant y forma parte de los metales del grupo del platino.

Cuenta con una serie de propiedades físicas muy particulares: es el elemento de mayor resistencia a la abrasión, con una dureza equivalente a la del diamante. Y su densidad es también la mayor de los elementos naturales: 22,59 gr/cm3. Su punto de fusión es de 3.033 grados centígrados.

El osmio se extrae como subproducto de las minas de platino, aunque son necesarias 10.000 toneladas de mineral de platino para obtener tan solo 30 gramos de osmio. Los principales yacimientos se encuentran en Borneo, Japón, América del Norte y del Sur, Tasmania y Rusia.

Antes de poder manipularse tiene que pasarse a forma cristalizada, ya que en bruto resulta nocivo para la salud: combinado con cuatro moléculas de oxígeno da lugar al tetróxido de osmio, un compuesto muy volátil y enormemente venenoso, que puede provocar ceguera e incluso la muerte por inhalación.

En estado cristalizado, el osmio es absolutamente inofensivo, siempre y cuando no se caliente a temperaturas superiores a los 400 grados centígrados. Su aspecto, una vez cristalizado es similar al de un metal cuya superficie estuviera cuajada de pequeños diamantes.

El osmio es, también, uno de los elementos más escasos de la corteza terrestre. Se calcula que las reservas de osmio que están en el subsuelo ascienden a apenas 9 metros cúbicos. Su precio ronda los 1.270 dólares la onza y la producción anual global es de apenas 360 kilos, aunque tan solo una tercera parte se procesan para su cristalización.

El osmio comenzó a utilizarse a principios del siglo XX para fabricar filamentos para las bombillas incandescentes. Sin embargo, dejó de utilizarse porque resultaba muy caro y demasiado frágil: no podían fabricarse filamentos demasiado delgados.

A bajas temperaturas, el osmio es un excelente conductor de la electricidad. También se ha utilizado, en aleación con platino, para la fabricación de marcapasos y válvulas cardíacas artificiales, además de como catalizador para numerosas reacciones químicas.

Su principal aplicación procede del sector de la joyería, combinado con otros metales como el oro, la plata, el platino o el titanio.

Iridio

Fue descubierto en 1803 junto con el osmio. Es un metal precioso satinado y plateado, muy duro y quebradizo. Su baja ductilidad dificulta su utilización industrial.

Es estable al aire y resistente a las bases y a los ácidos, incluyendo el agua regia, que ataca a otros metales preciosos. Por su extrema resistencia a la corrosión se usa en aleaciones con osmio y oro, que tienen gran dureza.

Se utiliza industrialmente en la fabricación de bujías y como emisor de rayos gamma en los equipos industriales de radiografía.

Se extrae como subproducto en las minas de platino y de níquel, sobre todo en Sudáfrica.

Su dureza, superior a la del platino, lo hace especialmente interesante de cara a las innovaciones tecnológicas en los campos de la medicina, electrónica y automóviles, así como para la fabricación de bolígrafos, relojes y brújulas.

De hecho, una aleación de platino e iridio se utilizó, durante muchos años, como referencia para el metro y el kilogramo, hasta que se sustituyeron por otras referencias más estables, basadas en cálculos matemáticos.

Su precio actual está en torno a los 1.485 dólares la onza.

Renio

Fue descubierto en 1925 por W. Noddack, O. Berg e Ida Tacke en Berlín. Su nombre procede de la denominación latina del río Rin (Rhenus). Se trata de un elemento muy raro, que se obtiene en las explotaciones de cobre y molibdeno.

Es un metal plateado que resiste a la corrosión y oxidación, pero pierde su brillo en contacto con el aire húmedo. Además, es uno de los metales más densos.

Suele utilizarse en aleación con el tungsteno como filamento eléctrico, ya que tiene una resistencia eléctrica muy alta. Debido a su elevado punto de fusión (es el tercero más alto), es muy usado en termopares eléctricos y contactos.

Los principales productores son Chile, Kazajistán y Estados Unidos.

Su precio está alrededor de los 1.290 dólares la onza.

Indio

Descubierto en 1863 por F. Reich y H. Richter, es un elemento químico poco abundante, maleable, fácilmente fundible, químicamente similar al aluminio, que se suele extraer como subproducto del cinc.

Es un metal blanco plateado, muy brillante, que ofrece un reflejo añil. Comenzó a utilizarse en la Segunda Guerra Mundial como recubrimiento en motores aeronáuticos de alto rendimiento. También se ha usado en aleaciones, soldaduras y en la industria electrónica.

En los años 80 permitió la obtención del color azul en las pantallas de LCD, que llevaba años buscándose. También se utiliza para la fabricación de espejos, tan perfectos como los que se realizan en plata, y en paneles luminiscentes.

Es tan abundante como la plata y su demanda suele depender del estado del mercado de LCD. Se extrae sobre todo en China, Japón y Corea del Sur. Su precio es de unos 11,6 dólares la onza.

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