El Gobierno de Rumanía ha vuelto a abrir el debate sobre un conflicto que enfrenta a este país con Rusia (en realidad, con la Unión Soviética) desde principios del siglo XX. Se trata de la devolución de un tesoro formado por oro, joyas y obras de arte que Rumanía envió a Moscú para ponerlo a salvo durante la Primera Guerra Mundial y que nunca fue devuelto. El Gobierno rumano quiere sentarse a negociar con Rusia la devolución del mismo, actualmente valorado en miles de millones de dólares.
Según publica el diario digital Balkan Insight, en una intervención televisada el pasado 6 de febrero, el ministro de Asuntos Exteriores rumano, Bogdan Aurescu, informó de que el Gobierno del país quiere retomar las negociaciones con Moscú acerca del tesoro que envió a la Unión Soviética en 1916, durante la Primera Guerra Mundial, para ponerlo a salvo, y que nunca fue devuelto.
El tesoro estaba compuesto por casi 94 toneladas de monedas de oro, joyas y obras de arte y lleva años siendo una fuente de discordia en las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Aurescu advirtió que “seguimos interesados en avanzar en la comisión conjunta que se ocupa del asunto del tesoro de Rumanía depositado en Moscú durante la Primera Guerra Mundial. No nos hemos olvidado del asunto”.
El ministro informó de que la última reunión prevista de esta comisión había tenido que ser suspendida a causa de la pandemia: “en este contexto, se hace muy difícil organizar estas reuniones, pero es un asunto que vamos seguir muy de cerca”.
Ha pasado más de un siglo desde que el Banco Nacional de Rumanía decidiera, el 2 de diciembre de 1916, enviar el tesoro rumano a Moscú para evitar su confiscación por parte de las llamadas Potencias Centrales (Imperio Germánico, Imperio Austro-Húngaro, Imperio Otomano y Bulgaria) que habían invadido la mayor parte del país.
Entre el 12 y el 14 de diciembre, un total de 1.738 cajas que contenían lingotes y monedas de oro se cargaron en 17 vagones de tren en la ciudad libre de Iasi. Según la documentación oficial de la época, su valor total era de 314.580.456 lei de aquella época, que equivaldrían a unos 5.000 millones de dólares actuales. El tren trasladó también a Moscú numerosos documentos y archivos.
Tras la Revolución Rusa, en octubre de 1917, los bolcheviques asumieron el poder y Rusia nunca devolvió el tesoro a Rumanía. La situación se complicó en 1918, cuando el Ejército rumano ocupó el territorio de Besarabia, que hasta entonces formaba parte de Rusia. Ello provocó la ruptura total de relaciones entre Bucarest y Moscú, y el tesoro fue oficialmente confiscado por el Gobierno de la URSS.
En 1935, como gesto de buena voluntad, la entonces Unión Soviética devolvió 1.443 cajas desprecintadas, que contenían documentos, archivos, libros y objetos religiosos, pero ni un gramo del oro depositado.
En 1956, el Gobierno soviético devolvió una serie de cuadros y obras de arte, entre ellas varios objetos de oro que formaban parte del llamado Tesoro de Pietroasa (ver imagen). Pero siguió manteniendo en su poder los lingotes y monedas de oro
Tras muchos años de esperas y reivindicaciones, en 2004 se formó una Comisión Mixta Intergubernamental entre Rumanía y Rusia, promovida por los presidentes Ion Iliescu y Vladimir Putin, como único foro bilateral en el que tratar la cuestión. Pero apenas ha habido reuniones y no se ha cerrado ningún acuerdo.
Ahora, con la tensión geopolítica aumentando en la zona a causa del posible enfrentamiento bélico entre Rusia y Ucrania, Rumanía no ha olvidado poner sobre la mesa su antigua reivindicación.