Rusia ha estado compitiendo por el poder en África en los últimos años enviando armas y ofreciendo mercenarios, a cambio de acuerdos mineros sobre metales preciosos y otros recursos naturales del continente negro, sobre el que Moscú pretende aumentar su hegemonía en lucha directa con Pekín para ver quién controla más y mejor la producción de varios países africanos.
La realidad, dice Daragh McDowell, analista de la consultora Verisk Maplecroft, es que el Kremlin está colocando las ganancias por encima del poder y depende de contratistas militares privados y «tecnólogos políticos» para proyectar su influencia en el mundo.
Sin embargo, Rusia solo puede usar tales despliegues en estados con normas democráticas y legales débiles, y lo está haciendo principalmente para garantizar los derechos y concesiones minerales a cambio de los «servicios» prestados, argumenta McDowell.
Tales «acuerdos» están creando un escenario en el que Rusia reclama una gran cantidad de recursos (platino, paladio), muchos vitales para la producción de baterías eléctricas y otras tecnologías de próxima generación, que dependen de la buena voluntad de los gobiernos de que Moscú no esté bien equipada para mantenerse en el poder, advierte el analista.
Rusia se ha movido para aprovechar el deseo de los países africanos, que, en particular, son el bloque de votación más grande de las Naciones Unidas, para disminuir su dependencia de China. La estrategia ha funcionado, hasta ahora, incluso con el presidente Vladimir Putin reconociendo que su administración no puede acercarse a la potencia de fuego financiera de Beijing.
Según las cifras oficiales, el volumen anual de Rusia de su comercio con África se ha duplicado a 20 mil millones de dólares en los últimos cinco años, pero eso todavía palidece en comparación con los 300 mil millones de dólares en el comercio del continente con la Unión Europea y 60 mil millones de dólares con los Estados Unidos en 2018.
El enfoque de Moscú en las riquezas del continente africano ha hecho que las empresas estatales amplíen sus actividades en el sector de recursos, particularmente en la búsqueda y producción de oro y diamantes.
En Zimbabwe, por ejemplo, una empresa conjunta de 2018 entre JSC Afromet de Rusia y Pen East de Zimbabwe comenzó a desarrollar uno de los depósitos más grandes del mundo de metales del grupo del platino.