Rusia ha continuado durante el mes de noviembre con la compra de oro que ya inició en octubre. En concreto, el país ha sumado un millón más de onzas (unas 34 toneladas) a sus reservas que, en este mes de diciembre, se elevaban a 1.583,1 toneladas, según los últimos datos ofrecidos por el Consejo Mundial del Oro.
En diciembre de 2015 Rusia contaba con 1.352,2 toneladas de oro en sus reservas, cantidad que ha incrementado en más de 230 toneladas a lo largo de 2016. El hecho de que la tendencia a aumentar las reservas por parte del Banco Central ruso no se haya limitado al mes de octubre (mes en el que se celebraron las elecciones presidenciales en los Estados Unidos) y hayan continuado a lo largo del mes de noviembre ha sido interpretado por los analistas como una confirmación de que Rusia no se estaba preparando ante la eventualidad de que el resultado de las elecciones en EE UU no fuera favorable a los intereses rusos. En otras palabras, que hubiese sido Hillary Clinton quien hubiese ganado las elecciones.
Sin embargo, el Banco Central de Rusia sigue pensando que es positivo mantener reservas de oro. Los datos acerca de sus reservas de oro relativos al mes de noviembre constituyen una prueba de fuego acerca de las intenciones de Rusia. Una compra pequeña en noviembre, tras los 1,3 millones de onzas (40,4 toneladas) que adquirió en octubre hubiera significado que se trataba sólo de un cortafuego ante la eventualidad de que se eligiese a un presidente antirruso en EE UU.
Por el contrario, una compra de similar magnitud en noviembre (alrededor de un millón de onzas, frente a 1,3 millones en octubre) indica que la compra de octubre no era una defensa estratégica, sino que tiene más que ver con las perspectivas de Rusia en el entorno económico global.
El hecho de que Rusia siga confiando en el oro, a pesar de las críticas que la inversión en oro está recibiendo en la actualidad por parte de algunos analistas, se interpreta como una decisión para cubrirse o reemplazar sus posiciones en bonos, muy importantes en el caso de Rusia. Sobre todo, teniendo en cuenta la subida que han experimentado en noviembre los rendimientos de los bonos.
El hecho de que Rusia siga contemplando el oro como un valor refugio, a pesar de la caída del precio durante 2016, significa que el futuro de las inversiones en este metal es optimista, ya que los grandes bancos están comenzando a diversificar sus posiciones, hasta ahora concentradas en bonos.
Algunos analistas se aventuran a vaticinar nuevas compras de oro por parte de China, después de que el Gobierno haya hablado de “ajustes tácticos” a sus posiciones en bonos de EE UU. No en vano, China ha sido otro de los países que han incrementado de forma significativa sus reservas de oro entre 2015 y 2016, pasando de 1.708,5 toneladas el año pasado a 1.842,6 toneladas en este mes de diciembre.