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Rusia vuelve a acudir al mercado del oro

La apuesta de Rusia por el oro no se debía, según interpretaron algunos analistas, a una respuesta puntual a la incertidumbre ante el resultado de las elecciones en los Estados Unidos, sino que ha continuado durante el mes de enero de 2017.

En concreto, el pasado mes de enero el Banco Central ruso incrementó sus reservas con la adquisición de 37 toneladas de oro, alrededor de un millón de onzas troy, lo que elevó el total de sus reservas (oro, divisas y bonos) un 4%, hasta los 393.600 millones de dólares, a fecha 10 de febrero de 2017.

El ritmo de compra se detuvo durante el pasado mes de diciembre, en el que Rusia no añadió oro a sus reservas. Pero previamente, en el mes de noviembre de 2016, había adquirido 31 toneladas, y en octubre, 48 toneladas, su mayor compra desde el año 1998.

A lo largo de 2016, el Banco Central de Rusia adquirió 6,4 millones de onzas de oro, alrededor de 200 toneladas, casi igualando la cantidad de oro que había adquirido en 2015, y que se elevaba a 206 toneladas.

Según desveló el pasado mes de septiembre el subdirector del Departamento de Estadísticas del Banco Central ruso, Anton Navoi, en un evento de Thomson Reuters, el oro en posesión del Estado ruso representa alrededor del 16% de sus reservas en divisas. En concreto, los últimos datos publicados por el Consejo Mundial del Oro, a principios de febrero, revelaban que Rusia se mantiene en el séptimo puesto entre los países con más reservas en oro, con 1.615,2 toneladas (aún sin contabilizar las recientes adquisiciones, dado que es el mismo dato que se publicó en enero). Esas reservas suponían, según el Consejo Mundial del Oro, un 15,2% sobre el total de sus reservas en divisas.

Según explicó Navoi en septiembre, “el Banco Central está comprando oro porque resulta ventajoso. Nuestro país es el tercero en el mundo en términos de producción de oro y tenemos la oportunidad de comprarlo en nuestra propia moneda, a diferencia de otros países que no tienen esa posibilidad”.

Otros bancos centrales del mundo han seguido esta misma tendencia y han aumentado sus reservas de oro en los últimos años, ante las preocupaciones sobre los riesgos macroeconómicos, las guerras de divisas y la devaluación del dólar, el euro y otras divisas.

Los bancos centrales se han convertido en grandes compradores de oro desde la crisis financiera de 2008, con un total de 2.800 toneladas adquiridas desde entonces, que suponen el 9,4% de sus reservas totales.

Sólo durante la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, entre los años 1950 y 1965, se produjo una fiebre de compra de oro mayor por parte de las instituciones bancarias nacionales: entre esos años, los bancos centrales compraron más de 7.000 toneladas de oro, mientras sus economías se recuperaban de los efectos de la guerra.

Esta tendencia a la compra de oro se interrumpió el año pasado, como refleja en su último informe el Consejo Mundial del Oro, a consecuencia de la presión sobre las reservas en divisas.

En 2016, los bancos centrales compraron un total de 383,6 toneladas de oro, un 33% menos que el año anterior. Rusia, China y Kazajstán fueron los responsables del 80% de las compras totales.

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