La Sociedad de Bienes Especiales (SAE) del Gobierno de Colombia puso a subasta el 15 de diciembre en Medellín los casi 210.000 gramos de oro en lingotes entre incautados y entregados por las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para reparar a las víctimas del conflicto armado.
En total son 208.191,22 gramos de oro que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC entregaron a la Misión Especial de las Naciones Unidas entre julio y agosto de 2017, además de lo que incautó la fiscalía colombiana como parte de los procesos de paz. El oro se encontraba hasta ahora bajo custodia en el Banco de la República, en Bogotá.
Solo empresas internacionales podrán participar en la subasta con el fin de evitar operaciones de lavado de dinero, informa la periodista Diana Durán Núñez en el diario colombiano “El Espectador”. Hasta ahora, algunas empresas de Estados Unidos, Italia, India, Reino Unido o los Emiratos Árabes Unidos han mostrado interés en pujar por el oro en la subasta. El intermediador comercial C. I. Meprecol (Metales preciosos de Colombia SA) ejecutará el control de la subasta electrónica.
El dinero obtenido por la venta de los lingotes de oro entregados por las propias FARC se destinará directamente a la reparación de las víctimas del conflicto armado en Colombia, mientras que el monto incautado por las autoridades, 10.904,26 gramos, será administrado a través del Fondo de Rehabilitación Inversión Social y Lucha contra el Crimen Organizado (Frisco) del Ministerio de Hacienda.
Según la ley, el Frisco debe destinar el 25% de los ingresos al sistema judicial, otro 25% a la Fiscalía y la mitad restante al Gobierno de Colombia. La subasta ha sido organizada por la Sociedad de Activos Especiales (SAE).
Las FARC fueron una organización terrorista de extrema izquierda conformada como guerrilla insurgente, basada en la ideología marxista leninista y bolivariana. Estuvo activa desde 1964 cuando la Cuba de Fidel exportó su revolución a toda Hispanoamérica. El conflicto armado de Colombia dejó un reguero de muertos, heridos y desaparecidos hasta la desmovilización de los insurgentes en 2017 gracias a los Acuerdos de Paz.