El platino fue, en su momento, el metal precioso más caro del mundo; su precio se elevaba por encima del precio del oro, debido a su exigua producción y a un uso cada vez más intenso en joyería y, sobre todo, por parte de la industria, gracias a sus múltiples aplicaciones.
Ahora que este metal ha perdido el protagonismo que tuvo antaño, en favor de su “hermano”, el paladio, que registra los precios más altos en su historia, es un buen momento para ahondar en sus fuentes de suministro y sus cifras, para ver las posibilidades que tiene de recuperar la pujanza que tuvo en su día.
Actualmente, el platino cotiza a unos 850 dólares la onza, lejos de los 1.307 dólares del oro y muy lejos de los 1.585 que alcanza el paladio. Sus principales aplicaciones son la joyería (las joyas de platino están cada vez más de moda) y la industria, fundamentalmente la automovilística.
En cuanto a su procedencia, desde el Consejo Mundial de Inversión en Platino (WPIC, por sus siglas en inglés), explica que se trata de un metal 30 veces más raro que el oro, que se presenta en muy bajas concentraciones en la corteza terrestre.
Tan solo hay cuatro países en el mundo que cuenten con explotaciones mineras de platino de cierto relieve. La producción mundial anual es de alrededor de 6 millones de onzas (190 toneladas), muy escasa si se compara, por ejemplo, con los 108 millones de onzas de oro (3.300 toneladas) o los 860 millones de onzas de plata (26.000 toneladas).
Sudáfrica domina la producción de forma abrumadora, con un 72% del total anual, seguida por Rusia (11%), Zimbabue (8%) y Norteamérica (6%). El 3% restante lo producen pequeñas explotaciones en China, Colombia y Finlandia, entre otros países.
Además de su rareza, desde el WPIC destacan que el acceso al metal es muy complicado. Se calcula que alrededor del 70% de la producción minera mundial anual se obtiene de la superficie. En cambio, las reservas de platino se encuentran habitualmente a mayor profundidad.
La única excepción es la mina de Mogalakwena (Sudáfrica, en la imagen), la explotación de platino a cielo abierto más grande del mundo, que produce alrededor del 8% del suministro anual del metal.
Debido a lo restringido de su producción, el reciclaje resulta fundamental para complementar el suministro anual de metal. Cada año se obtienen alrededor de 2 millones de onzas (60 toneladas) de platino procedentes del reciclaje, en su mayor parte de los catalizadores de los vehículos diésel achatarrados y de joyería.
El platino y sus hermanos
La mayor parte de la producción mundial de platino procede del yacimiento de Merensky (Sudáfrica), donde se encuentra la concentración más alta de metal (50-60%). En las explotaciones también están presentes el resto de minerales del grupo del platino: paladio, rodio, rutenio, iridio y osmio, además de metales de base como el níquel o el cobre, o metales preciosos como el oro y la plata.
Según el Consejo Mundial, esto significa que una mina de platino produce también otra serie de metales por cada onza de platino extraída, refinada y vendida. Por eso, al precio que recibe una compañía minera por la venta del platino junto a toda esta serie de metales, en función del precio de cada uno en los mercados globales, se le conoce como “cesta de precios”.
Según la composición del mineral del que se extrae, el platino puede clasificarse como metal primario o secundario. En Sudáfrica y Zimbabue, se extrae como mineral primario, mientras que en Rusia se extrae sobre todo como metal secundario en las explotaciones de níquel. En Norteamérica, el platino se un subproducto del paladio.