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Tensiones geopolíticas y económicas y la Fed aúpan al oro por encima de los 1.500 dólares

Todos los analistas coinciden en que el oro está a punto de registrar su mejor año desde 2010. Desde que iniciara el año de mercado del oro, el 2 de enero, en 1.287 dólares la onza, hasta la fecha con 1.504 dólares han pasado muchas cosas en el mundo que convirtieron el precio del oro en un ascensor. El caso positivo es que el alza continuada de los últimos días de diciembre ha dado ganancias, por ahora, de 217 dólares por onza en lo que va de año. Es decir, casi un 17% de premio al inversor. Además, todo predice que 2020 va a seguir la senda alcista y que el oro podrá superar los 1.550 dólares la onza a lo largo del próximo año.

Éste ha sido un año muy complicado a causa de la guerra comercial entre Estados Unidos y China por culpa de los aranceles, de Estados Unidos y la Unión Europea por el mismo asunto, a causa del Brexit, de las tensiones geopolíticas en Oriente Medio y el enfriamiento económico que se ha traducido en bajadas de tipos en la primera economía del mundo. Todos estos factores, y alguno más, han hecho brillar al activo refugio por excelencia, el oro.

Como norma general, la onza de oro se ha apreciado siempre cuando han bajado los tipos de interés, cuando se han registrado tensiones geopolíticas o cuando el frenazo de la actividad ha hecho prever nuevos movimientos a la baja en el precio del dinero por parte de los bancos centrales. Pero todas las reglas tienen también excepciones y las del metal precioso han sido los periodos comprendidos entre marzo y noviembre de 2018 y entre agosto de 2011 y mayo de 2012, dos momentos de miedo a un fuerte hundimiento de la economía en los que, sin embargo, su precio cayó un 27 y un 18%, respectivamente, según afirma Ingrid Gutiérrez en “lainformacion.com”.

La revalorización del oro en lo que va de 2019 ha tenido lugar sobre todo en dos momentos bien diferenciados. El primero, coincidiendo con la inestabilidad geoestratégica en Oriente Medio entre los meses de mayo y junio pasado. Episodios como los ataques a varios petroleros en el estrecho de Ormuz y el derribo de un dron norteamericano por Irán hicieron saltar todas las alarmas a nivel internacional. Tanto que ese mismo mes de junio el precio del petróleo se disparó -llegó a hacerlo más del 4%- por el mismo motivo.

El segundo momento fue en agosto, tras producirse el 31 de julio la primera rebaja de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos en una década. Después de aquel empujón, el precio del oro marcó su máximo anual e inició una lenta caída que se ha mantenido hasta diciembre. El pasado 3 de septiembre la rentabilidad del bono estadounidense a diez años llegó a su nivel más bajo, el 1,43%, al igual que hicieron los intereses de la deuda a largo plazo de la mayoría de los países desarrollados (la española tocó el 0,04%).

En sus perspectivas para el año próximo desde el bróker IG apuntan a que, tanto el oro como el yen pueden ser interesantes si arrecian las tensiones entre el gigante asiático y Estados Unidos, puesto que los inversores los adquirirían para poner su dinero a cubierto. «Creemos que hay que tener un cierto porcentaje de las carteras invertido en oro«, asegura Philipp Vorndran, estratega de Mercado de Capitales de la gestora alemana Flossbach von Storch AG.

Según Diego Colman, en “Dailyfx”, para 2020, existe una alta probabilidad de que la volatilidad vuelva a los mercados debido a la desaceleración de la economía mundial. Este escenario podría llevar a la Fed a inyectar nuevos estímulos, reforzando los flujos de capital hacia el oro. Por esta razón, no sería sorprendente ver los precios del oro por encima de los 1.550 dólares a principios del año que viene.

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