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Tres razones para invertir en oro: como cobertura, refugio o inversión

A estas alturas, está meridianamente claro que el oro es la mejor protección contra un conflicto bélico, una revolución social o un colapso bursátil. Pero además de en tiempos de desastre, que por fortuna sólo han coincidido a la vez en el pasado siglo XX, durante el resto del devenir los inversores suelen comprar oro por una de estas tres razones: como cobertura, refugio seguro o inversión directa.

Cuál de estas es la mejor razón, se pregunta la analista económica y experta en inversiones Kimberly Amadeo en las páginas de “The Balance”. Para ella, muchos inversionistas compran oro para protegerse contra el declive de una moneda, generalmente el dólar de estadounidense. A medida que cae una divisa, el mercado crea precios más altos en las importaciones y aparece la inflación.

Por ejemplo, el precio del oro se duplicó con creces entre los años 2002 a 2007, pasando de 347,20 dólares a 833,75 dólares por onza. Eso se debe a que el valor del dólar (medido frente al euro) cayó un 40 por ciento durante dicho período.

En 2008, a pesar de la crisis financiera, algunos inversores siguieron protegiéndose contra una caída del dólar causada por dos factores nuevos, uno de ellos fue el programa de flexibilización cuantitativa de la Reserva Federal, lanzado en diciembre de 2008. En ese programa, la Fed intercambió crédito por los Treasurys bancarios. La Fed simplemente creó un crédito de la nada. Los inversionistas estaban preocupados de que este aumento en la oferta monetaria generaría inflación.

El oro como refugio seguro protege a los inversores contra una posible catástrofe. Es por eso que muchos inversores compraron oro durante la crisis financiera de 2008. Los precios del metal precioso continuaron disparándose en respuesta a la crisis de la eurozona. Los inversionistas también estaban preocupados por el impacto de Obamacare y la Ley de Reforma de Dodd-Frank para Wall Street. La crisis del techo de la deuda estadounidense de 2011 fue otro evento preocupante.

Muchos otros buscaron protección contra un posible colapso económico de los Estados Unidos. Como resultado de esta extrema incertidumbre económica, los precios del oro se duplicaron nuevamente. Los precios pasaron de 869,75 dólares en 2008 a un récord de 1.895 dólares la onza el 5 de septiembre de 2011.

Muchos inversores querían sacar provecho de estos incrementos tremendos en el precio del oro. Lo compraron como una inversión directa para aprovechar el posible aumento de precios en el futuro. Otros continúan comprando oro porque lo ven como una sustancia valiosa y finita con muchos usos industriales. Por último, pero no menos importante, el oro está en manos de muchos gobiernos, sus bancos centrales, y grandes entidades bancarias privadas.

El oro puede tener picos y valles, como señala la experta en negocios estadounidense, pero el metal precioso siempre debe formar parte integral de una cartera diversificada.

Kimberly Amadeo remata su análisis haciendo mención a la fortaleza y trayectoria histórica del oro, como una de las primeras formas de dinero metálico, que luego miles de años después se convertiría en la base estándar que estableció el valor de todo el dinero en circulación con un amplio respaldo.

Por estos y otros argumentos al oro se le confiere la creación de una sensación de seguridad, como fuente generadora de bienes materiales, que siempre tendrá valor, pase lo que pase a su alrededor.

 

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