La reciente caída de las criptomonedas ha vuelto a poner de relieve su enorme volatilidad, en comparación con otros activos considerados refugio, como los metales preciosos. Una reciente encuesta revela que los inversores más jóvenes comienzan a hartarse de las criptomonedas y se interesan cada vez más por el oro.
La encuesta ha sido realizada por la Royal Mint, Casa de la Moneda del Reino Unido, entre más de 1.100 inversores pertenecientes a los grupos conocidos como ‘millennials’ (nacidos entre 1980 y 1995) y ‘Generación Z’ (a partir de 1996).
Los resultados de la misma revelan que dos tercios de los encuestados, que han poseído criptomonedas como el bitcoin o ‘meme stocks’ (acciones que se han disparado no por que hubiera aumentado el valor de la empresa, sino porque se habían hecho virales) han vendido una parte o la totalidad de los mismos.
En su lugar, estos inversores jóvenes están desviando su atención hacia activos más tradicionales como el oro, que dotan de estabilidad a la cartera de inversión, en vez de la enorme volatilidad que han demostrado algunas clases de activos.
La publicación de esta encuesta ha coincidido con una severa corrección en el precio del bitcoin y otras criptomonedas, cuyo valor se ha desplomado cerca de un 15% desde su nivel máximo en cuatro meses. En el caso del bitcoin, en apenas un día pasó de 52.956 a 46.560 dólares.
Algunos analistas atribuyen esta caída a la adopción por parte del Gobierno de El Salvador del bitcoin como moneda de curso legal, circunstancia que ha provocado cierto pánico en los mercados de criptomonedas.
Por su parte, el ethereum perdió también un 15%, mientras que otras criptomonedas sufrieron caídas superiores al 20%.
La popularidad de este tipo de activos de inversión se ha disparado en los últimos años, en parte gracias a la promoción que de ellas han hecho empresas como Tesla y PayPal, además de al apoyo de algunas empresas de servicios financieros convencionales.
Ante este ‘boom’, se han sucedido las advertencias desde los reguladores. El último ha sido el británico, la Financial Conduct Authority (FCA), desde donde se advirtió esta misma semana que las criptomonedas son activos sin apenas regulación y se alertó a los inversores de que deben ser conscientes de que hay posibilidades de perder todo su dinero.
Otros activos de inversión de los que los jóvenes están comenzando a desconfiar son los llamados ‘meme stocks’, acciones de empresas que, sin motivo aparente, se ponen de moda, atrayendo a miles de inversores.
Según la encuesta de la Royal Mint, el 32% de los encuestados confiesan que se vieron arrastrados hacia activos de alto riesgo como las criptomonedas o los ‘meme stocks’ por su promesa de una alta remuneración.
Sin embargo, más de la mitad (un 53%) de los participantes en el sondeo creen que su inversión no tuvo éxito, no ganaron tanto como creían o incluso perdieron dinero.
Como consecuencia de ello, el 68% de los inversores jóvenes están considerando la posibilidad de invertir en metales preciosos, tras su mala experiencia con estos activos de riesgo.
La propia Royal Mint, en un comunicado de enero de 2021, ya había constatado el creciente interés de los inversores más jóvenes por sus productos de oro: en concreto, el 21% de los clientes que compraron oro por primera vez en los anteriores 12 meses tenían menos de 35 años.
Entre las principales motivaciones de los jóvenes inversores para acercarse a los metales preciosos están su trayectoria de crecimiento consistente (citada por el 24% de los encuestados) o su reputación de mantener su valor a lo largo del tiempo (37%).
En opinión de Iona Bain, fundadora del blog Young Money, “esta encuesta de la Royal Mint revela que los jóvenes inversores ya no están enamorados de estos activos novedosos y volátiles, y se están acercando a otras inversiones de eficacia probada, que aporten cierto equilibrio y estabilidad a sus carteras de inversión”.
Para Andrew Dickey, director de metales preciosos de la Royal Mint, “el crecimiento de los llamados ‘meme stocks’ durante el segundo semestre de 2020 y principios de 2021 ha servido para animar a invertir a unas generaciones más jóvenes. Es estimulante ver cómo emerge una nueva generación con conocimientos financieros, que se da cuenta de los beneficios que aporta una cartera de inversión diversificada”.