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Una firma sudafricana fabrica joyas con plata reciclada de los dispositivos electrónicos

Reciclaje de metales preciosos

El reciclaje de los metales preciosos que contienen los dispositivos electrónicos es una fuente de suministro cada vez más importante. Oro, plata, platino y paladio, entre otros metales, se encuentran en pequeñas cantidades en los circuitos impresos y otras partes de los aparatos electrónicos que, con la evolución constante de la tecnología, tienen una vida útil cada vez más corta. Los métodos de reciclaje también han avanzado, hasta el punto de que algunas empresas ya han convertido a la chatarra electrónica en su principal fuente de materias primas.

Un ejemplo lo constituye la joyera sudafricana Ashley Heather, quien, como informan desde Silver News (publicación mensual de The Silver Institute), comenzó su actividad en 2010 fabricando anillos con la plata extraída de las sales de haluro de plata que estaban presentes en las películas fotográficas y las radiografías. Una actividad artesanal que llevaba a cabo en el garaje de la casa de sus abuelos.

Al principio, su actividad fue un éxito. Sin embargo, la rápida popularización de la fotografía digital y el consecuente declive de las ventas de películas fotográficas acabaron con buena parte de sus fuentes de aprovisionamiento de metales.

En busca de una nueva fuente sostenible de plata reciclada, Ashley Heather recurrió a la basura electrónica, una fuente prácticamente inagotable en estos tiempos (se calcula que cada año se generan en el mundo alrededor de 50 millones de toneladas de residuos electrónicos susceptibles de reciclarse).

Heather encontró, en los teléfonos móviles y ordenadores achatarrados, una nueva fuente de suministro de metales preciosos, especialmente oro y plata. Solo tenía que reducirlos a fragmentos, separar sus componentes y aislar los metales que podía utilizar.

Esta alternativa ha acabado trayendo el éxito a su empresa que, desde el año 2015, cuenta con una refinería asociada en la que se extraen los metales que utilizan como materia prima.

Anillos de plata reciclada de Ashley Heather

Como explica la fundadora de la firma sudafricana, “cuando me enamoré del arte de fabricar joyas, enseguida supe que tenía que encontrar la forma de combinar esta actividad con mi pasión por la sostenibilidad. La basura electrónica ha resultado ser el sueño de cualquier joyero, ya que contiene tanto oro como plata y es la fuente de desechos de mayor crecimiento a nivel mundial”.

La labor de fragmentar los dispositivos, fundirlos y separar los metales preciosos lleva su tiempo. Los dispositivos se llevan a una refinería donde se separan los componentes reciclables de los no reciclables. Los primeros se trituran en fragmentos muy pequeños y se envían a un horno, si son cantidades grandes, o a un crisol, si son pequeñas.

Al material resultante se le añaden ácidos, que disuelven la materia que acompaña a los metales, y éstos se separan mediante un proceso de electrólisis. Posteriormente, se vuelven a fundir y se purifican, hasta asegurarse la pureza deseada.

El resto de materiales obtenidos durante este proceso, como aluminio y otros metales, se envían a otras plantas para que puedan ser aprovechados.

Según los cálculos de la Agencia de Protección del Medioambiente de EEUU, de cada millón de teléfonos móviles reciclados se obtienen 350 kilos de plata, 34 de oro, 15 de paladio y unas 16 toneladas de cobre.

“Desde nuestros comienzos, nos hemos convertido en un pequeño equipo de apasionados especialistas en joyería minimalista fabricada con metales preciosos obtenidos de los dispositivos electrónicos que procesa una pequeña refinería sudafricana (…). Nuestros diseños contemporáneos se han simplificado a sus elementos esenciales: simplicidad y artesanía de calidad que son tan atemporales como los propios materiales que utilizamos”, señala la joyera en su página web.

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