Según la Sharia, ley islámica que guía la vida diaria y las finanzas de millones de musulmanes en el mundo, el oro sólo se puede poseer en forma de joyas, y está prohibido utilizarlo como objeto de comercio o especulación. Sólo se puede usar como dinero.
Esta visión ultraconservadora del oro podría llegar a su fin y, de paso, impulsar las inversiones en oro en un mercado tan atractivo como Oriente Próximo, gracias a la iniciativa impulsada por la Accounting and Audition Organisation for Islamic Financial Institutions (Aaoifi). Desde esta organización se ha convocado a un grupo de estudiosos del Islam para que realicen un estudio que permitirá elaborar un estándar para la creación de nuevos productos financieros basados en oro por parte de entidades bancarias de países musulmanes.
Se espera que el estudio esté concluido antes de finales de año, lo que va a provocar un impulso en las finanzas islámicas. Además de las restricciones a las inversiones y la posesión de oro, la Sharia también considera pagar o cobrar intereses como una forma de explotación. Tan sólo se permite la inversión en acciones, y eso siempre que el subyacente sea considerado ético desde el punto de vista islámico. Es decir, que no se puede invertir en alcohol o armas, por ejemplo.
Hasta ahora, el oro se había utilizado en su mayoría como moneda en las finanzas islámicas, limitando su uso a transacciones al contado. De hecho, la demanda de oro en los países de Oriente Próximo ha caído en los últimos años: en 2015 apenas 300 toneladas, que representa menos de un tercio de lo que consumen mercados como China o la India.
Las aclaraciones a la normativa permitirán despejar las dudas que puedan albergar los bancos y los estudiosos más conservadores en cuanto a las inversiones en oro, y permitirán la creación de nuevos productos financieros basados en el oro como ETF, cuentas de ahorros y bonos islámicos, con un mercado potencial de 1,6 millones de clientes musulmanes.