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Una pepita de 9,5 kilos de oro encontrada en Alaska, a la venta por un millón de dólares

Lote de pepitas de oro, con la Alaska Centennial en el centro

Más de dos décadas después de ser encontrada en el Klondike (Alaska, EEUU), una de las mayores pepitas de oro del mundo, de más de 9,5 kilos de peso, se ha puesto a la venta por un precio de salida de un millón de dólares. Se trata de la llamada ‘Alaska Centennial’, una roca formada por más de un 90% de oro que fue desenterrada en 1998 es ese estado.

Una de las mayores pepitas de oro del mundo se ha puesto a la venta en Dallas (Texas, EEUU), por un millón de dólares, 23 años después de ser encontrada.

La pepita, de 21 libras de peso (9,52 kilos), del tamaño de la cabeza de un niño y una composición del 90% de oro, fue encontrada en 1998 por un minero llamado Barry Clay, quien trabajaba con su bulldozer en la mina de Swift Creek, cerca de la ciudad de Ruby, en Alaska.

Clay la bautizó como ‘Alaska Centennial’ debido a que en aquellas fechas se cumplía el primer centenario de la Fiebre del Oro del Klondike, que comenzó en 1896.

Los expertos que la analizaron la catalogaron como la segunda mayor pepita de oro hallada en el Hemisferio Occidental y la mayor de las encontradas en Alaska. Solo la supera la llamada ‘Bota de Cortés’, que se encontró en México en 1989 y que pesaba 24 libras (10,88 kilos).

El coleccionista privado que adquirió la pepita ‘Alaska Centennial’ a Barry Clay la ha sacado a subasta, por medio de la casa Heritage Auctions, junto con otras piezas (ver imagen de portada). Se calcula que el remate será de cerca de un millón de dólares.

Tan solo existen en el mundo unas 50 pepitas de oro de un peso superior a 15 libras (6,8 kilos), ya que la mayor parte del oro que se extrae se refina para convertirlo en lingotes, monedas o joyas.

Heritage Auctions es una de las mayores casas de subastas estadounidenses, fundada en 1976 y vende todo tipo de objetos de coleccionismo, desde metales preciosos a cómics y objetos relacionados con el deporte.

Según Craig Kissick, director de ciencias y naturaleza de Heritage Auctions, “esta pieza merece estar en el Museo Smithsoniano, porque es una de las pepitas de oro más importantes jamás encontradas. Una pepita de una onza de oro es aún más rara que un diamante de cinco quilates. La colección que hemos sacado a subasta y que incluye raros especímenes de oro, no tiene comparación y, probablemente, jamás se volverá a ver nada semejante”.

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