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Una relación inusual: la subida del precio del oro coincide con un dólar fuerte

Billetes de 100 dólares y pepitas de oro

Habitualmente, el oro y el dólar se mueven en sentidos opuestos: el fortalecimiento de uno supone la debilidad del otro. Por ello se suelen decir que mantienen una correlación muy baja o inversa. Sin embargo, la última subida del precio del metal ha coincidido con un momento de fortaleza de la divisa estadounidense, lo que constituye un hecho inusual.

Según el último informe Precious Metals Weekly de la consultora británica Metals Focus, una característica del mercado del oro en los últimos meses es que el rally que ha llevado el precio del metal a los 1.557 dólares la onza, el nivel máximo de los últimos seis años, a principios de septiembre, ha coincidido en el tiempo con una subida del dólar estadounidense.

“Se trata de un hecho inusual, ya que un dólar fuerte ‘debería’ significar un precio más bajo del oro. Algunas instituciones creen que cuando se produce esta anómala sincronización de ambos, se está preparando un importante rally alcista del metal”, apuntan los analistas de Metals Focus.

Respecto a esta relación entre el dólar y el oro, el informe apunta que, por defecto, esta correlación es negativa. “Sin embargo, esta situación es muy volátil y se dan circunstancias que pueden cambiarla y hacerla positiva. Cuando esto sucede, anuncia subidas del precio del oro”, apuntan.

Por ejemplo, en el tercer trimestre del año 2010 el oro y el dólar mantuvieron una correlación positiva, que precedió al mayor rally que ha registrado en su historia el precio del metal, y que lo llevó a alcanzar su máximo histórico, los 1.921 dólares la onza, un año después.

Pese a ello, desde Metals Focus advierten que esta teoría no siempre se cumple, ya que en el primer trimestre de 2014 oro y dólar volvieron a subir, pero a continuación el metal entró en una fase bajista que se extendió casi durante dos años.

Uno de los argumentos que pueden explicar estas variaciones que desafían a las estadísticas es que el sentimiento de los inversores es un factor que desempeña un importante papel: si los inversores profesionales creen que una crisis financiera es seria, corren a refugiarse en la seguridad del dinero en efectivo o de los bonos del Tesoro a corto plazo, al menos en primera instancia.

Sin embargo, si la crisis no se considera tan grave, los inversores optan más bien por el oro. Este comportamiento también se registra a veces entre los inversores minoristas, especialmente en los mercados emergentes, ya que el crecimiento de sus economías suele ser más volátil que en los países industrializados.

“Resulta complicado argumentar que el panorama macroeconómico actual es de crisis, ya que ni Estados Unidos ha entrado en recesión, ni la quiebra de bancos ha acaparado los titulares de prensa, y las dos grandes economías mundiales siguen creciendo a un ritmo envidiado por los países industrializados. Pese a ello, la incertidumbre, el pesimismo y la preocupación por una futura crisis, por leve que sea, está determinando la actitud de muchos inversores e influyendo en sus decisiones, lo que puede constituir un punto de apoyo para una nueva subida del precio del oro”, apunta el informe.

Para el futuro inmediato, desde la consultora prevén una caída de las acciones y una desaceleración del crecimiento económico mundial, además de la proliferación d rendimientos negativos y una política monetaria más moderada por parte de los bancos centrales.

“En semejante entorno, sería sorprendente que el dólar continuara su escalada y se espera que empiece la retirada, con lo que volveríamos a tener una correlación negativa entre la divisa estadounidense y el oro, concluyen.

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