La antigua república soviética de Uzbekistán es actualmente el segundo mayor comprador mundial de oro para sus reservas, que cuentan con uno de los porcentajes más altos de metales preciosos entre los bancos centrales mundiales. La estrategia del banco central uzbeko pasa por seguir apostando por el oro y diversificar parte de sus reservas con otros activos, como los bonos del tesoro.
Según publica Bloomberg, el Banco Central de la República de Uzbekistán ha elevado la proporción de oro en sus reservas estratégicas (valoradas en 32.000 millones de dólares) a casi dos tercios, aunque su objetivo es reducirla por debajo del 50% mediante la compra de deuda soberana estadounidense y china.
La proporción es ahora mismo una de las más altas de las economías en desarrollo analizadas por el Consejo Mundial del Oro (ver gráfico) incluso cuando las reservas totales de Uzbekistán han crecido aproximadamente una cuarta parte desde que el banco central abordó la idea de diversificar sus inversiones en lingotes hace más de tres años.
Como señaló en una entrevista el vicepresidente del banco central uzbeko, Behzod Hamraev, “pensamos en invertir en bonos del Tesoro, pero luego el propio mercado no nos dejó hacerlo”. Cuando los precios del oro alcanzaron un récord en 2020 durante la pandemia de coronavirus, el banco central cambió de rumbo: “los precios eran realmente buenos y seguimos con el oro”, señaló Hamraev.
La nación más poblada de Asia Central ha destacado este año incluso cuando los bancos centrales se hicieron con un récord de casi 400 toneladas de oro el pasado trimestre, más del cuádruple que un año antes. Las compras de Uzbekistán, de 26 toneladas, fueron las segundas después de las de Turquía.
El atractivo del oro como refugio seguro para los inversores ha aumentado tras las sanciones impuestas este año al Banco Central de la Federación Rusa, el segundo mayor socio comercial de Uzbekistán, por la invasión de Ucrania por parte del Kremlin. Mientras que las sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados cortaron el acceso de Rusia a unos 300.000 millones de dólares de reservas mantenidas en monedas extranjeras como el dólar y el euro, los lingotes quedaron en gran medida fuera de su alcance.
El oro volvió a subir por encima de los 2.000 dólares la onza en marzo, ya que las perturbaciones de la inflación mundial alimentaron la demanda del metal como cobertura. Desde entonces, el dólar estadounidense ha subido y los bonos del Tesoro se han vendido a medida que la Reserva Federal subía agresivamente los tipos de interés. Mientras tanto, el oro lleva siete meses consecutivos de caídas, la mayor racha de pérdidas desde, al menos, finales de la década de 1960.
Cuando los precios alcanzaron su punto máximo en el primer trimestre, el banco central uzbeko se deshizo de 50 toneladas, ventas que fueron compensadas en parte por las compras nacionales realizadas al mismo tiempo. Desde entonces no ha ofrecido lingotes en el mercado, en previsión de que las perspectivas mejoren.
Según Hamraev, “para nosotros hay dos factores: el precio actual y el precio futuro. ¿Está subiendo el precio, o ha alcanzado su máximo y está bajando? Éste es el momento que buscamos. Si el precio está subiendo, es mejor esperar con las ventas”.
Uzbekistán, que se independizó de la Unión Soviética en 1991, ocupa el undécimo lugar entre los principales productores de oro del mundo.
El banco central compra toda la producción local de más de 100 toneladas al año, pagando a los productores en la moneda local y vendiendo dólares para compensar el impacto de las compras. Ya ha adquirido 86,5 toneladas en los 10 primeros meses del año, lo que eleva sus posesiones a cerca de 399 toneladas.