En diciembre surgió la terrible noticia de que una nueva enfermedad viral se extendía por la provincia de Hubei, China Central, a la que se denominó Coronavirus. Pronto, comenzó a expandirse por otras provincias del gigante asiático cruzando, además, fronteras. El brote ha causado hasta el momento más de 2.800 muertos y ya hay más de 90.000 personas contagiadas en todo el mundo, la mayoría en China, y más de una treintena de fallecimientos en países como Japón, Corea del Sur, Italia, Francia, Irán o Filipinas.
«Tenemos que hacer todo lo posible para prepararnos para una potencial pandemia«, dijo el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien asumió el lunes que es probable que lo que es hoy conocida como una epidemia del coronavirus surgida en la ciudad de Wuhuan, se convierta en algo mayor, una auténtica pandemia a nivel global.
Pero el Covid-19 no solo está trayendo muertes y desolación en parte de Asia y Europa, también ha dañado gravemente la economía mundial, sobre todo la del país foco de la enfermedad. De hecho, las bolsas de valores han reaccionado negativamente viniéndose abajo.
Prueba de ello es que una sombra de caídas en cadena ha sobrevolado Wall Street. Según informaciones de Reuters el Dow Jones Industrials estaba en camino a su mayor caída diaria en dos años y el S&P 500 cayó más del 3% el lunes, ya que los inversores huyeron de los activos de mayor riesgo a medida que los temores sobre el impacto económico global del coronavirus se intensificaron después del aumento en los casos fuera de China.
Varios países, incluidos Irán, Italia y Corea del Sur, informaron de un aumento en los casos de virus durante el fin de semana, lo que avivó los temores de una pandemia que también provocaron una avalancha hacia activos seguros como el oro y los bonos del Tesoro de Estados Unidos.
Los 11 principales sectores de S&P estadounidense estaban en números rojos, liderados por la disminución del 4% del sector energético y seguida por una caída del 3,4% en las existencias de tecnología. Apple Inc cayó un 3,5%, ya que los datos mostraron que las ventas de teléfonos inteligentes en China cayeron más de un tercio en enero.
El índice de volatilidad CBOE, un indicador de la ansiedad de los inversores, subió a su nivel más alto desde enero de 2019.
Por su parte, el brote de coronavirus en Europa ha desatado el pánico: el Ibex 35 español se deja un 4%, su peor sesión desde el Brexit, al caer por debajo de los 9.500 puntos.
Descensos más abruptos muestra la bolsa italiana, donde el índice Mib ha llegado a dejarse más de un 6%. El selectivo se ha movido entre un mínimo de 9.459,6 puntos y un máximo de 9.676,8 puntos.
Las bolsas europeas han borrado de un plumazo sus ganancias anuales en la que ha sido su peor sesión desde junio de 2016, cuando un día antes se celebró el referéndum del Brexit.
La jornada en Asia tampoco ha sido tranquila, a excepción de Shanghai, que ha cerrado con un descenso de cerca de 0,3%. En el resto, menos en Japón que ha sido festivo, el parqué de Corea del Sur, con más de 700 contagiados por coronavirus, se ha desplomado un 3,9%, mientras que Hong Kong y Singapur se han dejado un 1,9% y un 1,2%, respectivamente.
Mientras todo esto acontece, los inversores se han refugiado, una vez más, en el oro. Los toros atacaron a la carrera y, mientras los mercados bursátiles se hundían, el metal amarillo alcanzaba cotas no vistas desde hacía años superando los 1.680 dólares la onza.