Las últimas subidas del precio del oro, impulsadas por las medidas adoptadas por los bancos centrales para inyectar liquidez en el sistema, han obligado a diversos bancos y analistas a replantearse las estimaciones realizadas sobre el precio del metal para el cierre de 2020. Uno de ellos ha sido el banco estadounidense Wells Fargo, que ha aumentado en 150 dólares la onza las cifras anteriores.
En un informe publicado a finales del pasado mes de abril, Wells Fargo elevó su estimación del precio del oro a finales de año hasta la horquilla de los 1.800-1.900 dólares la onza, desde la anterior previsión de 1.650-1.750.
Según John LaForge, analista y autor del informe, a pesar de que Wells Fargo se muestra muy optimista respecto al oro, no creen que la subida vaya a superar la barrera de los 2.000 dólares la onza en este mismo año, como apuntan otras entidades.
“Superar el registro histórico y alcanzar un nuevo máximo es una cuestión muy seria para cualquier tipo de activos. El nivel de los 1.900 dólares la onza podría ejercer como punto de resistencia para los traders técnicos. El caso es que podrían ser necesarios varios intentos antes de que el oro alcanzara nuevos máximos y, de hacerlo, 2020 sería aún muy pronto”, señala LaForge en el estudio.
Durante esta semana, el precio se ha acercado al nivel de los 1.800 dólares la onza. La sesión del pasado miércoles, 20 de mayo, en la London Bullion Market Association (LBMA) se cerró con el oro a un precio de 1.748,30 dólares la onza, el más alto de los últimos siete años y medio.
Sin embargo, el nivel ha bajado ligeramente desde entonces, debido al aumento de las ventas técnicas. Según los analistas, el nivel de los 1.700 dólares la onza podría servir ahora como soporte para el precio del oro.
Según el informe de Wells Fargo, existen razones para creer que el precio del oro va a continuar subiendo a lo largo de 2020, apoyado por el aumento de la incertidumbre en materia económica y por la creciente amenaza de la inflación.
Durante los últimos tres meses, los bancos centrales y los gobiernos han inundado los mercados financieros con liquidez, en un intento de proteger la economía global, devastada por la pandemia de Covid-19.
Según LaForge, “desde 2016, los inversores cada vez usan más el oro como protección frente al desconocido impacto de unos tipos de interés cada vez más bajos. Las recientes inyecciones de liquidez aprobadas por los bancos centrales, como reacción a los efectos económicos del coronavirus, solo han servido para darles más argumentos a los inversores”.
Desde Wells Fargo creen que esta política monetaria expansiva va a continuar en los Estados Unidos y a nivel global, por lo que los inversores están usando el oro como activos refugio, al estilo de los bonos a largo plazo.
“Debido a que el oro no tiene vínculos con ningún gobierno ni emisor, resulta mucho más atractivo como activo refugio para quienes buscan seguridad a largo plazo”, concluye el informe.