Claudio Grass es un prestigioso experto internacional en el mercado de los metales preciosos y ha colaborado con varios artículos de opinión en Oroinformación. Ha sido uno de los fundadores de GoldAndLiberty, es embajador del Instituto Mises y publica regularmente sus artículos en www.claudiograss.ch. En las actuales circunstancias hemos querido sondear de nuevo su opinión, a veces políticamente incorrecta. Sus afirmaciones no van a dejar a nadie indiferente, pero su lema sigue siendo el mismo: el oro físico es la mejor protección personal en momentos de crisis.
Hemos visto cómo la epidemia de Covid-19 frenaba, a mediados de marzo, una escalada del precio del oro, que luego se reanudó hasta superar los 1.700 dólares la onza. ¿Teniendo en cuentas las circunstancias económicas actuales, cuál es su recomendación respecto a los metales preciosos?
En realidad la pregunta sería ¿tiene sentido en la situación actual la posesión física de metales preciosos? La respuesta está clara: si no es ahora, entonces ¿cuándo?. Los metales preciosos en forma física son tu protección personal, tu pensión de jubilación, tu seguro frente a la pérdida de poder adquisitivo. El sistema actual se está desmoronando y, con él, todas las promesas de los gobiernos. Así que es momento de asumir responsabilidades de forma personal para protegerte a ti mismo y a tus seres queridos.
Todo apunta a que la crisis económica provocada por la pandemia va a ser peor que la de 2008. ¿Qué papel puede desempeñar el oro durante los próximos meses, tanto para los inversores profesionales como los particulares?
Por desgracia, no puedo responder aún a esta pregunta, sería pura especulación. Estamos en medio de un cambio de sistema que ha sido iniciado y dirigido desde arriba, por unos poderes que no deberían ser tales, con el objetivo de presentar una serie de ‘logros’ tecnológicos totalitarios procedentes de un sistema comunista como es China. En este sistema tecnológico de ‘big-data’, esta pregunta resultaría superflua, ya que no existiría un sector privado y, por tanto, tampoco propiedad privada.
El Covid-19 ha puesto a prueba la globalización en la industria del oro, con unos problemas de suministro que llegaron a alarmar a los inversores. ¿Qué lecciones se han aprendido en esta situación?
La primera y, sin duda, la más importante: que el oro papel y el oro físico son dos cosas completamente diferentes.
Son muchos los que creen que el mundo que conocíamos antes de la epidemia será muy diferente del que nos encontremos cuando salgamos. ¿Qué novedades cree que tendrán que introducirse en el sector del oro, a todos los niveles?
Bienvenidos a la nueva normalidad. Si permitimos que nuestros gobiernos declaren una pandemia a causa de una gripe, éste será nuestro futuro y nuestra ‘nueva normalidad’. La gente no se está dando cuenta de lo que en realidad está sucediendo. En una reciente entrevista, el ex presidente de la República Checa Václav Klaus, ha declarado al respecto: “la gente debería decir NO a todo ello. Si no, lo que nos espera es una aproximación en la vida real a la distopía que reflejaba Aldous Huxley en ‘Un Mundo Feliz’”. Deberíamos empezar a llamar a las cosas por su verdadero nombre: un intento de destruir la civilización occidental y sus logros. Es un ataque contra nuestro orden social liberal y la abolición de la responsabilidad personal. Yo lo llamaría un sistema de irresponsabilidad promovido por el Estado.
En estas circunstancias, el principal cambio que experimentará la industria del oro será su nacionalización, al igual que el resto de las industrias. Los gobiernos intentarán financiar una ‘nueva economía verde’ con el dinero impreso por la ‘La Casa de Papel’. Por cierto, una interesante serie española, que incide en la narrativa de destruir la confianza en las viejas instituciones, por parte de los trabajadores traicionados con sus máscaras de Salvador Dalí al estilo del 68. La serie está en la línea del marxismo cultural actual.
El Comex ha atravesado serias dificultades debido a la falta de suministro de oro desde las refinerías, lo que ha provocado consecuencias en el mercado de futuros. Incluso algún banco como el suizo UBP ha alertado a los inversores sobre los peligros del llamado oro papel. Con la popularización cada vez mayor de la inversión en oro, ¿cree que los nuevos inversores tienen claras las diferencias entre oro físico y oro papel, y los problemas que acarrea este último?
Cuando la mayor parte del comercio global de oro se vio obligado a cerrar, el pasado 24 de marzo porque ya no había precio del metal en el mercado de futuros, la mayoría de mis socios ya habían alcanzado su presupuesto anual, En apenas unos días, se realizaron tantas operaciones como durante el resto del año. Conozco a importantes traders que cerraron el 23 de marzo porque se vieron sobrepasados por la demanda y perdieron la pista del mercado.
Personalmente, creo que el precio del oro papel puede bajar hasta 0,00, porque no tiene nada que ver con la propiedad del oro físico. El único título de papel que aceptaría como oro físico sería un certificado de depósito confirmando que mis metales están custodiados fuera del sistema bancario, en una institución de alta seguridad, con calificación triple A y en el mismo formato en que los compré.
Y por supuesto, creo que es cuestión de tiempo que el Comex acabe explotando. La mayoría de la gente querrá comprar oro cuando haya perdido una gran parte de su poder adquisitivo y se haya secado el mercado. Así que se van a encontrar en dificultades.
A tenor de los resultados que estamos viendo de las principales compañías mineras, no parece que de momento el impacto del Covid-19 en sus cuentas va a ser demoledor. ¿Se espera para final de año una caída significativa de la producción minera de oro? Y si es así, ¿qué impacto tendrá en el precio?
No se puede saber lo que va a pasar con las compañías de los diversos sectores. Si, como he dicho antes, damos por buena esta aproximación gubernamental y sus nuevas soluciones, se va a producir una nacionalización masiva y las compañías actuales van a verse expuestas a este riesgo. Así que la única responsabilidad propia es optar por la libertad. Gracias a Internet y a la tecnología descentralizada, será posible salirse y vivir tu vida fuera de esta ‘utopía marxista’, de acuerdo con el lema ‘No es necesario decapitar al rey si simplemente podemos ignorarle’. Las estructuras descentralizadas siempre son superiores a las centralizadas e Internet es ‘peer-to-peer’ y de código abierto, así que no se puede controlar. Se necesitan la máxima transparencia para las instituciones y la máxima privacidad para los individuos. Sapere Aude!
Finalmente, ¿qué aconsejaría a un pequeño inversor preocupado por la situación económica y por su futuro patrimonial?
Sin duda, que reduzca los riesgos que implica el actual sistema y convierta parte de sus ahorros en bienes tangibles, que no estén sujetos a inflación o deflación por parte del estado.