El distrito de Bang Saphan, al sur de Tailandia ha visto cómo tras la tormenta llega la calma. Después de las catastróficas riadas de enero en una docena de provincias del país, que afectaron a casi dos millones de personas y dejaron 90 muertos, los vecinos de esta zona han descubierto que sus aguas arrastran escamas y pepitas de oro, lo que para los residentes locales ha supuesto una compensación por los daños sufridos tras la crecida del agua (imágenes cedidas por el diario Bangkok Post).
Centenares de cultivos se perdieron y casi toda la vegetación quedó arrasada tras la crecida del canal, que pasó de medir cinco metros de ancho a superar el medio centenar.
Por eso, muchos son los ciudadanos que acuden a la vía fluvial del llamado ‘canal dorado’, el Klong Thong, para probar suerte en la búsqueda de este metal precioso, calificado además como el de mejor calidad del país.
Como ocurría hace 200 años, a lo largo de los 5 kilómetros de recorrido del canal se puede ver a los vecinos trabajando en la búsqueda del oro. Los que tienen mayor fortuna pueden desenterrar cantidades de este metal valoradas en unos 100.000 baht (2.700 euros) por jornada, declaró Kritsada Mhuadnoi, portavoz del consejo cultural de Bang Saphan, el distrito que se halla en la sureña provincia de Prachuap Kirikhan.
“Hemos logrado transformar la crisis en una oportunidad. La fuerte corriente desenterró del lecho del canal escamas y pepitas de oro de gran pureza que ayudan a los vecinos afectados por las riadas a reponerse de la catástrofe”, afirmó Kritsada, quien destacó que “se han encontrado de todos los tamaños, desde escamas pequeñas hasta pepitas muy grandes”.
Joyeros y comerciantes acuden a la zona para negociar con los buscadores, mientras que otros residentes se dedican al negocio de dar alojamiento a comerciantes, curiosos y turistas que acuden a la zona para hacer negocio o probar suerte en la búsqueda del oro, ya que, aunque las autoridades tailandesas suelen exigir una licencia a las personas que se dedican a la búsqueda de minerales, el distrito de Bang Saphan catalogó la actividad como “turística” para salvar las trabas administrativas.