El mercado de divisas se ha hinchado hasta alcanzar los 5,1 billones de dólares de negociación diaria, una cifra equivalente a 25 veces el PIB global y a 73 veces el importe total del comercio de bienes y servicios. Son datos del Banco de Pagos Internacionales (BIS), recogidos por George Gilder en un interesante artículo en el que se vuelve a hablar de la alternativa del patrón oro como solución al caos de los mercados de divisas.
En su artículo, publicado en Dallas News, George Gilder confiesa haber subestimado al auténtico significado del caos de los mercados de divisas. Unos mercados que, a pesar de las cifras expuestas por el Banco de Pagos Internacionales, “no han sido capaces de cumplir la función esencial del dinero y los mercados: constituir una guía para las transacciones internacionales”, según expone.
En su opinión, “la Teoría de la Información sostiene que una economía es un sistema de información gobernado por el conocimiento empresarial, guiado por una divisa sólida [respaldada por oro o plata]. En una economía de la información, el conocimiento y el crecimiento dependen de la moneda para transmitir el significado de los precios. Pero cuando el dinero se convierte en un simple reflejo de las políticas de los bancos centrales, no puede seguir guiando el conocimiento empresarial o el comercio internacional”.
Según Gilder, la actividad de los mercados modernos ha reducido el horizonte temporal de la actividad económica de décadas a apenas unos microsegundos. Mientras, los ingresos del sector financiero han crecido hasta alcanzar el triple de todos los ingresos corporativos en 1971, creando una auténtica “burbuja bancaria”.
Los beneficios financieros han crecido hasta alcanzar el 30% del total de todos los beneficios corporativos. Y, en su mayoría, han sido obtenidos moviendo divisas y derivados.
Como recuerda el artículo, la principal alternativa a las divisas flotantes ha sido desde siempre las divisas ligadas al oro. El patrón oro ha acompañado a todos los grandes éxitos económicos e industriales de la Humanidad. Tras la Segunda Guerra Mundial, los Acuerdos de Bretton Woods establecieron un estándar para el cambio del oro que propició 27 años de crecimiento económico mundial sin precedentes, a un ritmo del 2,5% anual.
“Sin embargo, según la sabiduría popular, el patrón oro condujo a la acumulación de oro y a la Gran Depresión. Pero aquella acumulación de oro no era producto de un pánico irracional. El oro estaba anticipando un trágico fracaso de la civilización y un ataque global contra los mercados libres”, apunta Gilder.
En su opinión, el oro siempre ha guiado mejor a los empresarios que los políticos, quienes creen que los negocios pueden prosperar a través de controles de precios, impuestos confiscatorios, tarifas abusivas, movimientos laborales comunistas y fascistas, y bruscos cambios de divisas.
“Incluso durante la Gran Depresión, la señal del oro era acertada. Sus críticos solo querían matar al mensajero. El triunfo de la administración Trump dependerá en si son capaces de recuperar nuestra memoria histórica de una moneda estable”, concluye.