La pista la dio la confiscación de un cargamento de lingotes de oro en la aduana de Aruba, el territorio autónomo de los Países Bajos en las Antillas, situado al noroeste de Venezuela. Puerto principal en la ruta clandestina chavista hacia Europa y Dubai, un enorme entramado de corrupción en el que intervienen el ejército bolivariano, la narcoguerrilla y el Banco Central de Venezuela.
Un gran trabajo de investigación a cargo de Lisseth Boon y Lorena Meléndez, publicado recientemente por “runrún.es”, destapa todo un entramado de corrupción alrededor del oro venezolano, con la finalidad de abrir vías de escape para que el metal precioso sortee los controles internacionales para trasladar clandestinamente oro de sus prospecciones del interior del país con dirección a terceros países.
“El régimen de Nicolás Maduro ha utilizado este sector como bastión para financiar actividades ilícitas y apoyar grupos criminales”. Las palabras son de John Bolton, el asesor de seguridad del presidente de Estados Unidos Donald Trump, quien se refería así al uso que el jefe del gobierno venezolano le había dado al oro. A partir de esa declaración del 1 de noviembre de 2018, el país norteamericano prohibía a sus habitantes y empresas cualquier transacción relacionada con el metal precioso que fuese extraído en Venezuela so pena de sanción.
Con anterioridad a esta ley estadounidense, en febrero de 2018, fue cuando decomisaron 46 barras de oro con un peso de 50 kilos en el aeropuerto Reina Beatrix de Aruba, justo cuando eran embarcadas por un escolta aduanero venezolano en un vuelo de la compañía holandesa KLM rumbo a Amsterdam, en Países Bajos.
Aquel cargamento, valorado en 2,1 millones de dólares, provenía de Maracaibo, al oeste de Venezuela y su destino final era Dubai, en los Emiratos Árabes.
Según las investigaciones de las periodistas venezolanas, los lingotes intervenidos pertenecerían a la Empresa Mixta Minera Ecosocialista Oro Azul S.A, una de las entidades creadas por el gobierno de Maduro para la explotación de los recursos del Arco Minero del Orinoco.
Hecho que confirma la participación del gobierno venezolano en el tráfico ilegal del oro, al utilizar la figura de una empresa estatal para formalizar su comercialización internacional.
Se estima que el 30% de lo que se porta al Banco Central de Venezuela como producción artesanal nacional, se desvía hacia las mafias contrabandistas existentes, según Transparencia Venezuela.
La investigación también arrojó nuevos datos sobre Oro Azul, cuya junta directiva está estrechamente vinculada a Jorge Arreaza, ex yerno de Hugo Chávez y actual canciller de la República, quien designó a sus integrantes durante el breve período que ocupó la cartera de Desarrollo Minero Ecológico.
Según la investigación periodística, el gobierno venezolano creó una red de explotación, comercialización y negociación donde el Estado no era el beneficiario, sino un grupo reducido en el poder que legitimó todas las operaciones para justificar alguna entrada en el BCV de un país en bancarrota.
Esas pesquisas han llevado a la conclusión de que hay al menos seis empresas que trabajan en la explotación de oro con el visto bueno del gobierno y cuyos propietarios tienen compañías extranjeras enfocadas en su, a pesar de que por ley el metal precioso que extraiga debe ir directo a las arcas del Banco Central de Venezuela.
El decomiso de los 50 kilos de oro venezolano en Aruba, así como el descontrol en la explotación minera al sur del Estado Bolívar y los vacíos legales sobre su comercialización, demuestran el fracaso de la nacionalización del oro decretada en 2011 que buscaba acabar con el contrabando y ordenar la actividad aurífera para el beneficio de todos los venezolanos, tal como lo anunció su promotor, Hugo Chávez, cuando era presidente.
No existen estadísticas oficiales de cuánto oro sale de Venezuela hacia Curazao y Aruba, ni de la cantidad que entra a las islas proveniente del continente. De lo que sí hay registro es del oro que exportan Curazao y Aruba a pesar de que en las islas no existen minas auríferas, explotación ni refinerías. Se desconoce oficialmente cuánto oro se produce en Venezuela ni cuánto de ese total se vende en el extranjero ni a dónde se exporta.
“Lo que sí se sabe es que la cadena de extracción y comercialización está permeada por el crimen organizado y que el oro proviene de un territorio sitiado por la violencia”, aseguran Lisseth Boon y Lorena Meléndez.